Empeorar o mejorar
P. Fernando Pascual
24-5-2024
Evitamos todo aquello que
pueda empeorar las cosas. Buscamos y emprendemos aquello que, esperamos, pueda
mejorar las cosas.
Una enfermedad, un accidente,
un despido, una subida de precios, empeoran nuestras vidas.
Una curación, un encuentro
fortuito, una subida del salarios, mejoran nuestras vidas.
Nuestra existencia transcurre
entre situaciones de mejoría y situaciones que llevan a empeoramientos. Las
primeras nos llenan de alegría. Las segundas nos abruman y entristecen.
¿Por qué vemos algo como peor?
Porque pensamos que nos quita bienes importantes, o nos impide actividades
deseadas, o nos aparta de seres queridos.
¿Por qué vemos algo como
mejor? Porque nos enriquece de algún modo, porque nos permite realizar eso que
tanto deseamos, porque nos une a personas amadas.
En cierto modo, cada momento
de la vida implica empeorar, por algún desgaste o una pérdida, o mejorar,
gracias a alguna ganancia o triunfo.
Al constatar esto, podemos
sentir cierto miedo: ¿este dolor de cabeza significa que ha iniciado una
enfermedad temida, que me impedirá vivir como lo he hecho hasta ahora?
Otras veces nos llenamos de
esperanza: hay señales de una mejora a nivel emotivo, en las relaciones, en la
ciudad o, incluso, en el Estado.
Gracias a Dios, lo que ahora
empeora puede luego mejorar. Pero tememos que esa situación estable y buena que
ahora disfrutamos termine pronto y empiecen nuevas dificultades.
La vida es así: se mueve entre
esos momentos difíciles, que no podemos nunca excluir completamente, y esos
otros momentos que alivian y llenan de gozo.
Solo tras la muerte nuestras
vidas podrán llegar a la plenitud y la alegría de lo que es bueno sin sombras
de dolor ni de amargura, si hemos sabido vivir en Dios y si hemos acogido su
misericordia.
Mientras, desde la ayuda de
Dios, y con un sano realismo, seguimos en el camino de lo cotidiano. Lo
recorremos entre sombras y luces, con una lámpara de esperanza que nos permite
afrontar, serenamente, cada momento que inicia lleno de misterios y promesas...