Siempre podemos cambiar
P. Fernando Pascual
6-6-2024
Las decisiones encauzan
nuestras vidas, crean modos concretos de pensar y de comportarse, escriben
páginas que no se pueden cambiar.
Aquella carrera elegida tras
el consejo de un amigo, aquel trabajo aceptado con prisas, aquel viaje
cancelado, aquel encuentro con alguien al que luego acogimos en nuestra vida.
A veces pensamos que las
decisiones trazan un camino en el cual quedamos, poco a poco, aprisionados,
hasta llegar a un punto en el que ya no sería posible cambiar.
La realidad es que siempre
podemos cambiar, mientras se conserve encendida esa libertad que nos
caracteriza.
Por eso, con pena vemos cómo
alguien que iba por el buen camino un día comete un desliz que lo derrumba.
Al revés, con alegría
constatamos cómo ese familiar o amigo, que ya parecía encadenado a opciones
egoístas, rompe con su pecado y empieza un hermoso camino de conversión.
Es cierto que existen
decisiones que provocan marcas imborrables, sobre todo en temas relativos a la
salud física o mental.
Pero mientras exista una mente
abierta a la verdad y un corazón disponible para el amor, las opciones siguen
ante nosotros, y los cambios, por difíciles que parezcan, pueden hacerse
realidad.
Este día tomo decisiones.
Muchas de ellas siguen los rieles del pasado: resulta fácil repetir acciones
que se han convertido casi en una rutina.
Otras decisiones, sobre todo
si hemos cometido errores, se construyen desde algo nuevo y nos llevan a
cambios que, esperamos, mejoren nuestras vidas.
Sobre todo, si acogemos la luz
de Dios que nos permite reconocer egoísmos y pecados del pasado, recibiremos
una misericordia que nos salva y nos permite cambiar para introducirnos en el
camino de la vida verdadera...