Entre foto y foto

P. Fernando Pascual

1-7-2024

 

Una foto de hace quince años: el rostro sereno pero poco definido, una mirada hacia la cámara o hacia el vacío. Una sonrisa apenas esbozada.

 

Otra foto quince años después: se nota el paso de los años. Hay una sonrisa un poco forzada, pero que busca ser sincera. El rostro está definido. No mira al vacío, sino al fotógrafo.

 

El primer rostro muestra una fase inicial de la vida. Hay promesas, esperanzas, quizá algún miedo. El segundo rostro refleja una vida en parte plasmada, con menos horizontes abiertos y más responsabilidades presentes.

 

Al comparar las dos fotos, surgen preguntas: ¿cómo se llegó de la primera etapa a la actual? ¿La nueva foto refleja a una persona “distinta”? ¿Se ha perdido algo en el camino? ¿Ha habido “ganancias” y progresos?

 

Una foto, ciertamente, no expresa lo que somos cada uno de nosotros en un momento de nuestra vida. Pero hay fotos de seres conocidos que nos dicen “mucho” de lo que fueron y de lo que ahora son.

 

Entre foto y foto, ¿qué ha ocurrido? Esta persona, realmente, ¿vive mejor ahora, con su familia, sus hijos, su trabajo, o estaba mejor cuando apenas había iniciado la universidad?

 

Si preguntamos a esa persona cómo se siente ante la primera foto, quizá manifieste nostalgia, o simpatía hacia un pasado que puede ser visto como “mejor”, o algo de alivio, por suponer que en ese pasado había penas que ya han quedado curadas.

 

Llego a la casa de una familia. Saludos, primeras preguntas, ofrecimiento de un café o de un refresco.

 

Mientras el inquilino va a preparar un buen café, observo las fotos y empiezo a pensar. Porque, a través de ellas, también yo me pregunto si en las fotos de mi historia ha habido un progreso, o si, por el contrario, he perdido algo a lo largo de los años que me separan de aquel tiempo en el que era un joven lleno de ilusiones y de planes...