El presente entre el pasado y
el futuro
P. Fernando Pascual
7-7-2024
Prestamos atención al presente
y al futuro, sin dejar a un lado recuerdos del pasado.
Así, llamamos a una persona,
mientras pensamos en la comida de mañana. Vemos las noticias y recordamos lo
que nos dijo ayer un familiar. Planchamos una camisa y planeamos la visita al
médico la próxima semana.
En ocasiones, el presente nos
invita a dejar a un lado el futuro: pide toda nuestra atención a un juego
electrónico o a una discusión en familia.
Otras veces, el presente nos
deja “libres” para otear el horizonte y elucubrar si la semana que viene habrá
buen tiempo, y si los precios de la fruta bajarán o subirán de nuevo.
Se nos invita a vivir a fondo
el presente, pero el ser humano no puede dejar de dirigirse hacia el futuro,
con todos sus misterios y sus promesas, con sus riesgos y sus oportunidades.
El pasado, por su parte, se
mantiene como una música de fondo, al surgir con recuerdos que seguramente nos
distraen de lo inmediato, pero que pueden ayudar a afrontar mejor los planes
para el futuro.
No podemos borrar muchos
recuerdos. No podemos poner toda nuestra atención en lo que ahora llevamos
entre manos. No podemos dejar de otear el horizonte del futuro.
Vivimos en el tiempo, en una
continua “distensión” (según explicaba san Agustín) que nos hace ir “hacia
atrás” o “hacia adelante”, mientras tenemos los pies en el ahora.
Lo importante, en este
presente que tengo a mi disposición, es aprender a orientarme de la mejor
manera posible hacia el futuro, de forma que pueda acoger imprevistos y
oportunidades, y conquistar metas buenas, abiertas al amor a Dios y a los
demás.