Amigos de verdad
P. Fernando Pascual
19-7-2024
En una carretera, una placa
recuerda a un difunto. La placa está firmada con una fórmula llena de cariño: “Tus
amigos de verdad”.
Hablar de “amigos de verdad”
nos abre a un problema: no todos los amigos son de verdad. O, lo que es lo
mismo, entre los amigos, algunos lo son en serio, otros no tanto, y no faltan
los falsos amigos.
¿Quién sería un “amigo de
verdad”? No solo alguien que muestra afecto, que escucha, que comparte, que
acompaña. Su amistad tiene que ir más a fondo, en los momentos buenos y en los
momentos malos.
En cambio, el amigo que no es
de verdad se olvida del otro, lo deja a un lado si hay problemas, o incluso le
da la espalda cuando tendría que defenderlo.
Cuando alguien nos dice “soy
tu amigo”, surge la pregunta: ¿será un amigo de verdad? ¿O lo dice por decir?
¿O ahora me quiere, pero no sé qué pensará mañana?
Por eso, cuando llega el
momento del dolor, de la prueba, el falso amigo suele desaparecer, pero brilla
con más fuerza el amigo de verdad.
Si nos llena de alegría
encontrar un verdadero amigo, también deberíamos pensar si hemos llegado a ser
para otros amigos de verdad.
Porque mi vida, que recibe
mucho amor de personas buenas y sinceras, está hecha para amar, para entregarme
al otro, especialmente cuando pasa por un momento difícil.
Amigos de verdad: ojalá haya
muchos, dispuestos a ayudarnos en los momentos duros, felices de compartir
nuestras alegrías, y siempre asequibles cuando hace falta un buen consejo o un
consuelo ante las pruebas de la vida.