La sabiduría de mi Madre

Autor: Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Mi madre nunca recibió un titulo universitario, secundario o primario.
Mi madre recibió el titulo que otorga la sabiduría de la vida, y ella lo ejerció con amor.
Así mi madre sin ser “Licenciada en Economía” hubiera dado “cátedra” de cómo administrar los bienes propios y respetar los ajenos.
Ella no era jueza, de esas que imparten “justicia”, pero sus juicios para con sus hijos y para los demás tenían el veredicto que da la sabiduría recibida de sus ancestros.
Aunque sus especialidad era la buena comida y tenía la sabiduría del buen comer, conociendo la diferencia entre el placer del buen comer y la gula, ella nunca recibió el titulo de “chef”.
Tenía la particular sabiduría de enseñar, aún aquello que ella no sabía, con la bondad y amor que llevaba en su corazón, y uno aprendía aquello que ella enseñaba, pero que ella no sabía. Mi madre nunca fue docente.
Mi madre nunca estudió medicina, pero curaba las dolencias del cuerpo con la sabiduría y el amor de sus actos, y mi cuerpo estaba sano, porque ella lo cuidaba y atendía, los medicamentos que recibíamos por una dolencia eran pastillas de amor, acompañadas de bálsamo de piedad y bondad.
Ella sin haber recibido titulo alguno, era la más dulce de las enfermeras, velaba nuestro febril estado de enfermo, al pie de nuestro lecho, ello no le impedía atender con deferencia a mis hermanos.
Nunca supo de teología, pero me enseño de Dios, más que muchos libros, siempre decía:
“Has el bien, aunque hacerlo te cueste parte de ti. O: Cuida con amor aquello que no es tuyo, porque tendrás que devolverlo”
El respeto a Dios, me viene de ella, y la falta de temor a Dios también, lo que también aprendí de ella, es que uno no debe temer a Dios, porque es nuestro Padre, lo que si debemos temer es ofender a Dios, porque el hacerlo más le duele a Él que a uno, por eso, tal vez yo hoy soy feliz, aunque me falten cosas o que otros piensen que no lo soy, ella si, tenía la sabiduría de Dios en su Corazón y con esa sabiduría sanaba el alma, con bálsamo de piedad y misericordia.

Mi madre no recibió título alguno de los hombres pero se recibió de:
Madre…
Docente…
Medica….
Enfermera…
Economista…
Teóloga…
Cocinera…
Y también recibió para poder ejercer todo eso y mucho más, de Dios La Sabiduría que Él, solo da a los que quieren seguirlo por el camino que nos marcó su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.
Ella era mi Madre y a Dios agradezco haber nacido de ella, pero este pensamiento en honor de su memoria no puede ser guardado con egoísmo, ya que ella no aceptaba ese sentimiento en sus hijos, por eso: A quienes lean estas líneas, recuerden que ELLA fue mi Madre, pero que ustedes tienen una, Si le es posible valoren su entrega, si no les es posible, porque ella esta, al igual que la mía en el CIELO, oren por ella y por ustedes, a Dios que les permitió que ella fuera su Madre.