De angustias y tristezas de la vida

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

La angustia y la tristeza estaban en mí, aquel día,
en que aquel hombre, de dulce mirar y sereno hablar, me dijo.
A ti, que nada sabes de la vida.
A ti, que te quejas de todo y de todos.
A ti, que vives angustiado y angustiando a unos y a otros.
A ti, te pido, me acompañes, ven sígueme...,
te llevaré a lugares desde donde aprenderás de la vida,
y volverá a ti la alegría de vivir, cuando de allí regresemos.
Y serás tú, quien dirá:
   A Dios gracias, que bien estoy,
   que linda es la vida, que alegría poder vivirla cada día.

¿Qué donde está ese lugar?
Ven sígueme, cierra los ojos y déjate llevar.
Cuando abrí mis ojos, allí estaban ellos...,
seres que se desviven por gozar cada instante de l día,
ellos, enfermos, todos, algunos midiéndose el traje de la parca,
pero todos seguros de ser ellos mismos,
demostrando entereza y alegría.
Me miran sin comprender de mi angustia y tristeza,
siento sobre mí, sus miradas, siento que desnudan mi alma.

Hoy comprendo mi ignorancia sobre la vida.
Esta mañana cuando apenas el sol ha despuntado,
camino absorbiendo del aire fresco de la mañana, su fragancia,
sintiendo la vida en cada árbol a mi paso,
de la alegría en el vuelo y trinar de los pájaros.
Y en contraste, veo tantos hombres y mujeres
que apresurados pasan llevando sobre sí la angustia y tristeza.
Me detengo, me miran, les hablo...
Vengan, síganme, les digo..., y la rutina continúa.-