El Monje y el anciano
Autor: Diácono Lorenzo Brizzio
Pasaba a diario aquel anciano, frente al Templo. El joven monje con hábito marrón, lo saludaba habitualmente, pero le llamaba la atención al joven monje, la frialdad del anciano al pasar, él por allí, como si no comprendiera la importancia de un Templo.
Así un día, el monje se le acerca y junto al saludo, le pregunta:
-¿Dime hermano mío, por qué, de tu indiferencia a tu paso frente al Templo?.-
-¡Y cual debería ser esta actitud, según tú! Dijo el anciano.
-¡Por el respeto que merece recibir nuestro Dios, el cual descuento, será el mismo. Deberías al
menos, tener una reverencia hacia él!
-¡Hay hijo mío, cuanto debes aun vivir para comprender!
-¿Que cosa debo comprender, anciano? Dijo el monje.
A lo que respondió el anciano:
-¡Que el hábito, no hace a Dios, sino que Dios, hace al hábito. Puedo asegurarte que yo he visto
a Dios vestido de rico traje, y también con harapos. Lo vi trabajando, también lo vi descansando.
Pero también de igual forma vi a Satanás, vistiendo esos hábitos. Y en mis casi sesenta años de
sacerdote de Dios, he vestido tantos hábitos, hoy, ya al final de mi camino terrenal, he decidido
vestir el hábito que usan mis hermanos. Hoy visto con esta ropa, ayer pase frente a ti, usando unTraje. Es así como yo comprendo mejor el saludo que cada prójimo me dispensa. Y puedo decir
decir hijo mío, que son pocos los que saludan a mí persona. La mayoría saludan al hábito con
el que cubro mi cuerpo!
Azorado, el joven monje hablo diciendo:
-¡Perdón Padre, no sabía que usted...!
-¡Nada digas hijo, veo que vas aprendiendo, de ahora en mas, cuando saludes a alguien, salúdalo
como a tu prójimo, el cual es igual a ti en dignidad, por ser una criatura de Dios. Pero recuerda que
también el demonio se aloja en aquel prójimo tuyo, si lo puedes percibir, ruega a Dios por é!
Se alejo el anciano sacerdote con su paso cansino, mezclándose entre la gente y no pudo el monje
reconocerlo en la muchedumbre.-
lorenzo 16/01/2002