Del arbol... La savia... La vida

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Caen a pleno los rayos del sol en la tarde veraniega,
dando al verde de la frondosa arboleda un color más intenso,
de ella se desprende la fuerza de la naturaleza,
que irradian desde la raíz, sus ramas y hojas.

Los duendes traviesos del otoño, con sus paletas de ocres,
le dan al follaje, pinceladas de amarillos y pardos,
para anunciarnos así, la llegada de la estación dorada,
con ella, las hojas dejarán las ramas para posarse en el suelo.

El viento, la llovizna, la ventisca invernal...,
desnudarán sus ramas, otrora llenas de hojas,
y serán aquellos árboles, antes de verdes follajes
los que se verán cual inertes y mudos testigos,
de un frío invierno que los prepara con su rigor, para el mañana.

Si, inertes pero vivos, con un canto de energía por dentro
si, así es un árbol en invierno... VIVO.
Vivo y en cuyas fibras la naturaleza proveerá la savia,
savia que al llegar la primavera se manifestará
en brotes y capullos, dando a luz..., la vida
esa vida que latía en la retama, tanto como en el roble,
y cual volcán en erupción...,
hacen eclosión las hojas, las flores..., la vida.

Si ves en invierno un árbol desnudo de hojas,
tócalo, en su interior late la vida,
al igual que ella late en seno materno.-

lorenzo 06/05/1999