Murió una calandria

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Murió una calandria…
Su cantar calló, pero su voz resonara siempre…
Mis oídos seguirán deleitando mi alma escuchando “Balada de Trompeta”…
Y se gozará mi corazón con “Cartas Amarillas” que escribiera mi amor…

Lagrimas derraman mis ojos por la muerte de la calandria…
Sonreirán en el cielo por el alma de esa calandria…
Porque ella cantará para ellos melodías que escuchaban desde allí…
Del coro de ángeles querrán todos acompañarla en sus canciones…

El cielo está de fiesta llego Estela Raval, y el requinto “Tata” volvió a sonar…
De las manos del “Güero” Gil, su dueño, saldrán de él, melodiosa música…
Y pondrá ella su voz para dejar en el cielo “Toda una Vida”…
Junto con ellas aquellas “Siete Notas de Amor”…

Y yo perdido en este mundo, me traerán recuerdos las letras de “El Vagabundo”…
Ellos me dirán “Tú me acostumbraste”, yo seré feliz al escucharlos…
Hoy Estela Raval voló al cielo, llevando su voz…
Hoy nació una Calandria a la vida Eterna, prometida por Dios…

Su ausencia entre nosotros será notoria, pero quedara en mi, su voz…
La oirán también aquellos que la escucharon, bailaron y se enamoraron…
Junto a la música de “Los Cinco Latinos”, como ayer, hoy y siempre…
Gracias Estela Raval, por tu generosidad al brindarme tú melodiosa voz…

Yo romántico por naturaleza, seguiré viviendo mi romance con la vida…
Si, seguiré viviendo en cada canción de amor que de ti me entregue una grabación…
Adiós Calandria de las baladas…
Adiós ESTELA RAVAL, hasta siempre…

lorenzo 06/06/2012