La suavidad de la hierba

Autor:  Diácono Lorenzo Brizzio

 

 

Un día cualquiera de mi vida, mientras la podadora rasuraba la hierba del patio, note que ésta en los lugares de más riego y mayores cortes presentaba una tersura suave, en contraste de la
otra, que recibía menos agua y cortes, la cual era mas dura y rustica.
Ello trajo a mi mente las palabras de aquel Sacerdote que nos había estado dando unas charlas sobre la espiritualidad y santidad, aquella era el estado de la armonía de cuerpo y alma, ésta, el sentido de nuestra vida, llegar al fin de nuestros días habiendo vivido dignamente para Dios y para los hombres, con lo cual podríamos decir que tenemos una vida santificada.
Muchas veces he pensado como sería encontrar ese equilibrio en medio de una vida llena de vivencias negativas y no pocas alejadas de los mandamientos de Dios.
Esa mañana de octubre mientras mis pies descalzos pisaban la suave hierba recién cortada y subía desde las plantas de mis pies, una agradable sensación, que contrastaba con la que sentía cuando pisaba aquella más rustica y dura, y pude recuperar para mí, este pensamiento.
«Así es también nuestra vida, cuando nos alejamos de Dios, de sus mandamientos, cuando no frecuentamos el sacramento de la reconciliación y el de la Eucaristía , somos como esa hierba áspera y dura, en cambio, cuando nuestra vida esta en comunión con Dios, frecuentando los sacramentos, participando de una verdadera vida de comunión con los hermanos, cuando nuestra humildad es sincera. Y vivimos diariamente una comunión con Dios, sea por la Eucaristía , o bien amando y perdonando al prójimo en un acto de sincera entrega, sin que ello me signifique un sacrificio, más por el contrario, es motivo de gozo en el alma, seremos como la hierba suave y tersa. Ser hierba suave significa que la espiritualidad crece día a día, con la poda de mis pecados por la confesión de los mismos en el Sacramento de la reconciliación, que es la imagen de la podadora cortando todas nuestras malas actitudes y que evitara así, ser después hierba áspera.
La imagen de agua que riega esa hierba, es la que viene de Jesús, cuando nos da su Cuerpo y su Sangre, en el Sacramento de la Eucaristía»

Permite Señor ser siempre hierba suave y tersa, ello me indicara que es buena mi espiritualidad y que es indicador del camino que lleva a la santidad querida por Dios.-

lorenzo 14/10/2003