Marzo trae con él, al otoño, pero los duendes
otoñales llegan en abril…
Ellos comienzan traviesamente con sus paletas…
Cargadas de amarillo, ocre y marón, con ellas dan
color y vida a los árboles…
La primavera les da las hojas verdes, el verano las
oscurece…
Abril trae consigo a los duendes más perezosos y
ellos llegan por miles…
Nadie los ve, pero cada día los follajes arbóreos se
manchan de amarillo y ocre…
Así nuestros ojos comienzan a “ver” el otoño por el
cual late nuestro ser…
Otoño tiempo de serenidad espiritual, tiempo de
poetas y de amor…
Río Cuarto pujante ciudad del sur cordobés, con río
e imperio propio…
Calles con y sin árboles, hay en plazas y escuelas
árboles señoriales…
Pero muchos de aquellos lugares y calles que de niño
recorrí, hoy no están…
Recorro aquellos lugares de mi niñez buscando,
mi Río Cuarto en Otoño…
Por eso cuando es abril y quiero encontrarlo, voy a
esa calle particular…
Buenos Aires, de Maipú hasta el camposanto, allí a
los Arce los vistieron de amarillo…
Y se llenan mis ojos, mi alma y mi corazón de
poesía, vida y amor…
“Cuando las hojas del otoño, la acera cubran ya,
recuérdame mujer, recuerda aquella
Tarde cuando sobre un manto de hojas
secas, caminábamos tu y yo…”
Abril en Río Cuarto, cuanto de mí tienen tus calles
y paseos, porque es otoño…
lorenzo 23/03/2014