III Domingo de Cuaresma, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Hermanas y hermanos: La ración del evangelio es la palabra del Señor pronunciada
hoy tercer domingo de cuaresma para ver cuál es nuestra respuesta, para ver en
que situación nos encontramos frente a las exigencias del Señor y frente a los
compromisos que nos exige nuestro bautismo en el cual hemos recibido esa `agua
viva` que nos da derecho a participar de la vida eterna.
!Quien escucha la palabra que no endurezca el corazón!
Quizá la pregunta que podemos hacer actualmente frente a la realidad que vivimos
en el país y fuera del país, en el mundo, en aquellos lugares que dramáticamente
se han convertido en escenario de muerte, de muerte de inocentes y de gente civil.
En aquellos espacios donde parece que se desprecia todo aquello que es
acercamiento, que es diálogo, en muchos lugares donde reinan esas enfermedades
que no quisiéramos que lleguen a nuestra casa; y es preocupante hablar de una
ciudad donde hay muchos tuberculosos, donde hay muchos enfermos de dengue,
donde hay muchos que están capturados por el mal del SIDA. Sin embargo, es aquí
donde nosotros tenemos que ver hacia donde va nuestra fe o en que nos
compromete para responder a esta situación. La tentación puede ser la misma que
tenia el pueblo de Dios en el desierto ¿El señor está realmente entre nosotros o no
está? Esa era la pregunta que se hacían en el desierto los judíos. Les faltaba agua,
les faltaba comida y pronto se olvidaban de los grandes beneficios, de los grandes
prodigios que Dios había hecho para tenerlos realmente en marcha hacia la tierra
prometida.
Una pregunta de protesta, una pregunta que también hoy día puede surgir y
nuestro Dios se va mostrar siempre dispuesto a salvar la vida para darnos aquello
que va mantener nuestra vida, para evitar que en nuestro caminar no echemos de
menos las ollas de la esclavitud y nos lancemos con confianza en Él hacia la tierra
prometida. Acabamos de cantar `quien escucha la palabra que no endurezca el
corazón` es un salmo hermoso. Hoy y estos próximos domingos la Iglesia nos va a
alimentar con la palabra de Dios en abundancia ¡ojala no endurezcamos el corazón,
ojala no le pongamos candado a la presencia de Dios en nuestra vida, ojala seamos
capaces de hacer que esta palabra entre y termine con los conflictos internos del
corazón, le de vida y lo lance nuevamente con alegría y optimismo y con mucha
esperanza a trabajar por la causa del reino de Dios!
El encuentro de Jesús y la samaritana: “El que beba del agua que yo le daré
no tendrá sed para siempre
Este pasaje del evangelio es llamado el encuentro de Jesús con la samaritana.
Tiene un escenario: a la orilla del pozo de Jacob, antes de ingresar a un pueblo
llamado “Cicar”, allí el Seor se sienta porque está fatigado para beber un poco de
agua, los discípulos se van al pueblo a buscar la comida porque la hora en que llegó
el Señor a este pozo era el medio día, el momento de mayor calor en esos tiempos.
Allí estaba una mujer sacando agua y Jesús le dice “dame de beber” esta palabra la
hemos escuchado también en la primera lectura cuando el pueblo gritaba a Moisés
“danos de beber”. “Dame de beber, dame un vaso de agua” y la mujer mirándolo
con un poco de sorpresa o de desprecio le dice “como tu que eres judío te atreves a
pedirme a mí que soy una samaritana” ahí empieza el diálogo, un encuentro no
muy amistoso, como suelen ser todos los encuentros cuando no hay unanimidad o
por los menos unidad de criterios, de fines o de objetivos “como tu siendo judío,
aquellos que nos desprecian, aquellos que nos tienen por paganos, como tu te
atreves a pedir agua a una Samaritana, a una mujer que no goza de buena fama ni
siquiera en su pueblo” y el Seor le va responder “Si supieras cuál es el don de
Dios, si conocieras el don de Dios, y si conocieras quien es el que te dice dame de
beber, tu misma le hubieras pedido a Él y Él te habría dado agua viva. ¡Que frase
más hermosa, que mensaje más lindo! aquí hay un desafío para la samaritana y
para nosotros de descubrir cuál es el don de Dios, es una obligación nuestra de
estudiar, averiguar, reflexionar y rezar para saber quién es aquel que está pidiendo
agua en estos momentos, porque si lo supieras-dice el Señor- tu misma me
pedirías agua y yo te daría agua viva, agua que no termina nunca de saciar la sed,
agua que se va convertir en el que lo recibe, en un torrente de luz, de paz, de vida,
de justicia para todos. Entonces ella le dice en forma irnica “si no tienes nada para
sacar el agua, cómo lo vas a hacer, acaso vas a cavar otro pozo? El Señor le
responde “el que bebe de esa agua que ustedes sacan tiene nuevamente sed, el
que beba del agua que yo le daré no tendrá sed para siempre” es un agua de vida,
es el espíritu del Señor que es vida y que cuando llega al corazón lo transforma y lo
hace un verdadero manantial de bondad, de entrega, de compromiso con todos los
demás y en todos los momentos de la existencia. Entonces Jesús le va a decir algo
para llamarle la atencin, para demostrarle que Él la conoce bien “Ve y llama a tu
marido, vete a la casa, llama a tu marido y vuelve” y ella le dice “no tengo marido”
y el Seor le responde” tienes mucha razn, por fin has dicho una verdad, porque
el que tienes ahora no es tu marido, ya has tenido cinco antes” la Samaritana se
siente descubierta, va percibiendo que este personaje que tiene enfrente la conoce
perfectamente, no solo conoce la fatiga de ir a buscar agua todos los días al pozo,
conoce su corazón, conoce su conciencia, ha penetrado en su propia vida y la invita
con toda sencillez y con todo amor que vuelva a la casa, que vuelva su corazón,
que vuelva a mirarse qué es lo que está impidiendo que ella no encuentre la
felicidad, la alegría de servir a los demás, que es lo que está impidiendo para que
ella se sienta libre de verdad.
“Adorar el Señor en espíritu y en verdad”
“Has dicho la verdad” entonces la mujer va cambiar de conversacin, dice “ustedes
dicen que hay que adorar al Señor en el templo de Jerusalén y nosotros decimos
que aquí en esta montaña ¿cuál tiene razón? y Jesús inmediatamente le va a
reencaminar su búsqueda, ya ella se ha dado cuenta que el Señor conoce su vida,
que es realmente un profeta.
Ahora es importante clarificar dónde están los verdaderos adoradores ¿los que
hablan, los que multiplican palabras, los que se reúnen solo por apariencias para
hacer alguna oración en nombre de todos los dioses habidos y por haber? ¿Quiénes
son los auténticos adoradores? ¿los que se encierran en el templo de Jerusalén o
los que se suben a la montaa allá en Cicar?. El seor le dice “ha llegado la hora”
llega la hora en que ni en este monte ni en el templo se va a adorar al Señor sino
en todas partes, porque el verdadero adorador es aquel que se pone delante de
Dios `en espíritu y en verdad`. Nuevamente la pedagogía de Dios, no es el lugar el
que salva, no son los monumentos los que salvan, también es una enseñanza para
nosotros que a veces perdemos nuestro tiempo para ir de lugar en lugar a buscar
milagros, a buscar cosas extraordinarias, a buscar cosas y no a buscar a Dios. Eso
lo podemos repetir también nosotros y pensar que Dios está encerrado en este
santuario o en el otro y pensar que Dios hace competencias entre los
administradores de un santuario, de una montaña o de una casa donde se dice que
está Dios presente.
La adoración es ese gesto de ponerse delante de Dios, de ponerse en las manos de
Dios, de postrarse delante de Dios, eso es adoración, adoración es depender
totalmente de la voluntad del Padre. Los verdaderos adoradores no son los que
multiplican palabras ni eligen lugares, son aquellos que se dejan guiar por el
espíritu, por el espíritu de la vida y del amor que el señor va derramar
abundantemente entre nosotros y que lo ha derramado ya en nuestro bautismo
para que seamos capaces de derramar como un torrente de agua viva toda la
bondad, toda la inteligencia, toda la sabiduría, todo el amor que requiere nuestro
mundo y que requerimos nosotros.
“En espíritu y en verdad”, no es la adoracin de los hipcritas, de los que fingen de
los que andan haciendo de su vida un carnaval prolongado con distintos disfraces o
distintas caretas, “en verdad” conociendo bien lo que le estamos ofreciendo a
nuestro Dios, con un corazón abierto para que Él pueda ver lo que hay de malo en
ese corazón y pueda purificarlo, con una conciencia limpia que nos impide el andar
buscando siempre el mal y el daño para los otros y buscando todo aquello que
puede beneficiar a todos. Esos son los verdaderos adoradores.
Jesús es todo lo que el hombre y la mujer necesitan ayer, hoy y siempre .
La mujer samaritana reacciona frente a esto diciéndole “seguramente va llegar el
Mesías, nosotros sabemos que el va a venir, el va ir clarificando, el nos va ir
diciendo todo” y el Seor va responder “Soy Yo el que te habla” el texto no nos dice
más, si la mujer escucho esto o no lo escuch, pero ahí está la presentacin “Yo
soy el Mesías, yo soy el enviado de Dios, yo he venido para salvar a todos, yo he
venido para que se cumpla la promesa del padre “soy Yo” Esa es la definicin del
Mesías “Yo soy, Yo existo, soy la vida, soy la justicia, soy la paz, soy todo aquello
que el hombre y la mujer necesitan hoy, ayer y siempre; y mientras esto les decía
llegan los discípulos que se habían ido a comprar el almuerzo, llegan y se extrañan,
se extrañan porque ven al maestro hablando con una mujer y todavía con una
Samaritana, pero no le dicen nada. Lo invitan a comer y el Seor dice, “Yo tengo
una comida especial, `cumplir la voluntad de mi padre` y se quedaron otra vez
asustados. El Señor aprovecha este momento para solidificar la fe de los discípulos,
para que comprendan que el seguimiento de Jesús no es para ir haciendo
discriminaciones entre un grupo y otro, para terminar con las separaciones y
divisiones en las que muchos de nosotros nos insertamos con gusto y trabajamos
par que se ahonden los abismos del odio y del rencor.
“Mi comida es hacer la voluntad del padre y la voluntad del Padre es que se salven
todos, miren, levanten la vista, miren como el mundo está esperando que vayan los
cosechadores, la mies está madura, ha llegado el momento de trabajar al estilo del
padre, el momento de trabajar en el seguimiento de Jesús, sin temores, sin
angustias, sin condenas inútiles, buscando siempre la felicidad de todos; y les
enseña que Él es el enviado del Padre, que Él hace la voluntad de su Padre, que Él
está cumpliendo la misión que su Padre le ha encomendado y en adelante los
apóstoles tiene que cumplir la misión que Cristo les encomienda en nombre del
Padre.
Esa es la manera de ser apóstol, de convertirse en alguien que va cosechar lo que
no ha sembrado, dice “yo los estoy mandando a ustedes a cosechar a lugares
donde no han sembrado, donde ustedes no han trabajado, allí tienen que
demostrar el estilo propio de Dios, la cercanía de Dios, el amor a lo humilde y a lo
sencillo, el hacer que las personas que los escuchen, rompan todas aquellas
inquietudes que los van esclavizando.
“Lo hemos visto, lo hemos oído y nos damos cuenta que Él es el salvador
del mundo”
La mujer se había ido al pueblo a llamar su gente, con valentía, sin temor ninguno
comienza tocar las puertas par que todos acudan “hay un hombre allá en el pozo
que me ha dicho toda la verdad sobre mi vida, a lo mejor es el salvador, el Mesías,
vamos” y todo el pueblo se fue. Es interesante hermanos el diálogo de este llamado
de la Samaritana, comienza con una conversación con la Samaritana, sigue con una
clarificación para los discípulos, para los apóstoles y retoma aquí ya el compromiso
no con una persona sino con todo un pueblo. Toda la gente acudió corriendo y le
rog que se quedara por allá y le texto nos dice “se qued dos días”. Y ese pueblo
se convirtió en discípulos del Señor, ese pueblo se comprometió, ese pueblo
expres su fe con alegría y con orgullo “antes creímos por la palabra que tus nos
has dicho-le decían a la mujer- ahora no necesitamos tu palabra, lo hemos visto, lo
hemos oído y nos damos cuenta que Él es el salvador del mundo”.
Hermanos y hermanas, el mensaje del Señor hoy nos invita a conocer nuestro
corazón para que el Señor pueda curar nuestras heridas, a abrir nuestra conciencia
para que se llene de pensamientos de paz, de justicia y de amor, a que nuestro
pueblo, el pueblo entero reconozca que hay alguien que ha venido a salvarnos
gratuitamente, que ha venido a entregar su vida, como dice Pablo, por nosotros
que somos pecadores, que ha venido a liberarnos de todas nuestras cosas
aprendidas de memoria o de todos nuestros proyectos que se circunscriben al modo
de pensar de los consumistas, de los que no creen en Dios o de los que lo
combaten con sus actitudes.
Hermanas y hermanos, frente a la realidad que estamos viviendo conviene dejar
que el Padre mire la realidad del corazón porque sino hay cambio en el corazón,
sino hay la capacidad de decirle `mira Señor yo soy un pecador` vamos a seguir
con el corazón cerrado, vamos a seguir ocultando las cosas a Dios y Dios las sabe y
las conoce, lo que espera es que nosotros las que reconozcamos y podamos
escuchar como escuch la samaritana “Has dicho bien, por fin has hablado la
verdad, porque has reconocido tu falta, la ley les permite poco y tu te has ido
demasiado lejos, te has llenado de tantas cosas que impiden la presencia del Dios
libertador y del Dios de la vida”. Estamos llamados a eso y Pablo va a animar a su
comunidad diciéndoles “nosotros estamos justificados en Jesucristo, somos hijos de
la Paz” y aquí conviene una vez más, para el mundo y para nuestro país, decir que
necesitamos hoy hombres y mujeres constructores de Paz, ¡demasiadas guerras
demasiados enfrentamientos, demasiadas mezquindades, demasiados
rompimientos de diálogo y de comprensión! nos invitan renovarnos nosotros
cristianos en este tiempo de cuaresma, en el sentido de ponernos a disposición de
Dios para construir con Él la paz que debe ser para todos y la paz que nadie tiene
derecho a arrebatarnos.
Amen.