“Apátrida y apóstata”
Me quedo perpleja que José María Noguerol ignore la historia de la Iglesia, como
bien lo deja reflejado en su artículo del día 10, en este periódico. Yo respeto que no
quiera nada con la “ Iglesia Catlica Apostlica y Romana” cada uno es libre de
pensar y actuar como quiera. Usted se lo pierde. Pero parece que ignora que la
Iglesia “una organizacin tan poderosa y con más dos mil aos de historia” como
dice “no deja que sus militantes se borren al antojo”.
La Iglesia si lleva más de 20 siglos y es tan poderosa es porque la avala el
cumplimiento de la promesa de su divino fundador Jesucristo. Ningún poder
humano, ni diabólico, podrá jamás hacerla desaparecer de la faz de la tierra, por
mucho que le pese a usted. Desde las persecuciones de los emperadores romanos,
los bárbaros, los herejes, los cismas, la revolución francesa, los ateos y
enciclopedistas, Napoleón, Hitler, Stalin (…) no merece la pena seguir. Ninguno de
ellos ha logrado aniquilar la obra de Jesús de Nazaret.
Si quiere puede apostatar, le aseguro que difícil no es, pero también tendrá que ir
al Juzgado en el que esté inscrito y cambiarse el nombre, porque anda que no
querer nada con la Iglesia y llamarse José María. Pues, como que no le pega. José
fue el padre de Jesús aquí en la tierra y María su Madre, así que mire por donde
aunque apostate va a seguir vinculado con la Iglesia. Usted se puede borrar del
libro de la Vida contenedor del nombre de los salvados que habitarán en el Paraíso,
pero abandonar la Iglesia significa abandonar a Jesús y con ello la salvación eterna.
Y, si nadie entra en el Cielo a la fuerza, el Infierno engulle a los rebeldes partidarios
del “Dios ha muerto” y de los que se bastan para regir el destino de sus vidas. Y no
saben hasta que punto. Pues más allá de la muerte y por toda la eternidad
recibiremos el pago de lo que nos hemos merecido.
Finalmente dice que tampoco quiere pertenecer a “una iglesia cuyo Papa escribe
una encíclica muy social pero que no propone nada, no dice nada, no condena nada
y, encima, amenaza con excomulgarnos a los que defendemos el derecho de la
mujer a abortar”. Yo le aconsejo que primero lea la encíclica y luego hable.
Justamente todo lo que dice que el Papa no condena, es todo lo contrario, mientras
que la palabra “Excomulgar” no aparece por ninguna parte de la encíclica.
Espero y deseo, por su bien, reflexione sobre lo que dice, pero también le ruego
que antes de teclear en el ordenador se informe de lo que va a escribir.
Elena Baeza Villena