UNA MOVIDA ESPECIAL
Es interesante comprender el dinamismo de las Jornadas Mundiales de la
Juventud porque muchas veces nos dan una información superficial y muy
alejada de la realidad. Me refiero a la concentración de gente joven
organizada por la Iglesia cada cierto tiempo.
Se nos dice que es una respuesta triunfalista de la Iglesia a la increencia de
nuestra sociedad. También se habla que este encuentro con los jóvenes
sirve para muy poco, por no decir que es una cosa inútil, que no sirve para
nada, fuegos artificiales.
¿Qué hay de todo esto? ¿Qué piensan los organizadores? ¿Qué dicen los
que empezaron e idearon este evento? ¿Merece la pena el gasto que se
hace, sobre todo en este tiempo de crisis económica? Así se expresaba Juan
Pablo II que fue el que empezó esta nueva experiencia eclesial:
“Las Jornadas, acogiendo una iniciativa propuesta por los mismos jvenes,
han nacido del deseo de ofrecerles significativos “momentos de pausa” en
la constante peregrinación de la fe, que se alimenta también mediante el
encuentro con los coetáneos de otros países y el intercambio de las propias
experiencias.
La finalidad principal de las Jornadas es colocar a Jesucristo en el centro de
la fe y de la vida de cada joven, para que sea el punto de referencia
constante y la luz verdadera de cada iniciativa y de toda tarea educativa de
las nuevas generaciones. Es el “estribillo” de cada Jornada Mundial. Y
todas juntas, a lo largo de este decenio, aparecen como una continua y
apremiante invitación a fundamentar la vida y la fe sobre la roca que es
Cristo”.
¿Mucho ruido y pocas nueces? ¿Qué queda de todo esto? ¿No
será una nueva papolatría inventada por la Iglesia de nuestros
días? Benedicto XVI, gran observador mundial ha respondido a
muchos interrogantes y ha limado algunas aristas producidas en
los años de recorrido con los jóvenes. En cierto modo este papa
ha orientado este acontecimiento juvenil:
“Algunos análisis que están de moda tienden a considerar estas jornadas
como una variante de la cultura juvenil moderna, como una especie de
festival rock modificado en sentido eclesial, con el Papa como estrella. Con
fe o sin fe, en el fondo estos festivales serían siempre lo mismo; y así se
piensa dejar de lado la cuestión sobre Dios. También hay voces católicas
que van en esta dirección, considerando todo ello como un gran
espectáculo que, aunque sea hermoso, sería de poco significado para la
cuestión sobre la fe y sobre la presencia del Evangelio en nuestro tiempo.
Serían momentos de un éxtasis festivo, pero que, a fin de cuentas, luego
dejarían todo tal como estaba antes, sin influir profundamente en la
vida…Asimismo, el Papa no es la estrella en torno a la cual gira todo. Es
total y solamente vicario. Remite a Otro que está en medio de nosotros”.
Las Jornadas Mundiales de la Juventud son una nueva
predicación del Evangelio. Es una buena ocasión para encontrarse
con la belleza de la fe compartida con jóvenes de distintas
culturas, lenguas y latitudes. Es una nueva forma de crear
relaciones internacionales de amistad. Es una nueva experiencia
de sentir la Iglesia y todo esto con un fondo festivo y juvenil.
Es bueno escuchar a los jóvenes que han participado, qué
sentimientos expresan, qué ha sucedido en su vida, para qué ha
servido. Escuchemos:
“La JMJ de Roma 2000 produjo un fuerte impacto en mi vida. Fue una
experiencia de encuentro con Dios y de descubrimiento de la Iglesia a la
que pertenezco. Gracias al “Dios de las sorpresas”, la JMJ me ayud a
integrar esas vivencias hondas que tuve en los Ejercicios ignacianos. Y
sirvió de marco importante para discernir mi vocación. Un año después de
La JMJ, pedí ser admitido en la Compaía de Jesús”.
Muchos jóvenes, claro no todos, han visto con sus propios ojos
que merece la pena creer. El contacto con otros jóvenes de
diversos continentes les ha hecho comprender que no son bichos
raros porque son creyentes. Han experimentado muy de cerca la
dimensión comunitaria de la fe, somos la comunidad de Jesús.
Una palabra para los peregrinos de Madrid, para los que van a participar en
las Jornadas de la Juventud en agosto próximo. El lema es “Arraigados y
edificados en Cristo. Lo importante es descubrir a Cristo vivo y resucitado
como fundamento de la existencia humana. Los jóvenes recibirán una
invitación a regresar al hogar de Dios y fortalecer su fe por medio del
encuentro con la Palabra de Dios y los Sacramentos.
Lucio del Burgo