SAN JUSTINO
Padre Pedrojosé Ynaraja
Pese a declararse samaritano, en realidad era pagano de lengua griega. Buscando
la verdad se hizo cristiano, fue siempre laico, estudioso de la filosofía, erudito, el
primer apologeta de la Iglesia, murió en Roma mártir, hacia el año 170. Natural de
la hoy Nablús, junto al pozo de Jacob, a no más de 200m de la tumba de José, a
medio kilometro de la patriarcal Siquén y a unos once de la antigua Samaría o
Sebastiye. Su precioso texto, cierra los comentarios que he venido escribiendo
sobre la misa. Que cada uno reflexione y se examine.
A nadie es lícito participar de la Eucaristía si no cree que son verdad las cosas que
enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y
la regeneración, y no vive como Cristo nos enseñó.
Los Apóstoles, en efecto, en sus recuerdos llamados Evangelios, nos cuentan que
así les fue mandado, cuando Jesús tomando pan y dando gracias, dijo: “haced esto
en conmemoración mía. Esto es mi cuerpo” y luego, tomando del mismo modo en
sus manos el cáliz, dio gracias, y dijo: Esta es mi sangre” dándoselo a ellos solos.
Desde entonces seguimos recordándonos siempre unos a otros estas cosas; y los
que tenemos bienes acudimos en ayuda de los que no los tienen, y permanecemos
unidos. Y siempre que presentamos nuestras ofrendas alabamos al Creador de todo
por medio de su Hijo Jesucristo y del Espíritu Santo.
El día llamado del Sol se reúnen todos en un lugar, lo mismo los que habitan en la
ciudad que los que viven en el campo, y, según conviene, se leen los Recuerdos de
los apóstoles y los escritos de los profetas según el tiempo lo permita.
Luego, cuando el lector termina, el que preside se encarga de amonestar, con
palabras de exhortación, a la imitación de cosas tan admirables.
Después nos levantamos todos a la vez y recitamos preces; y a continuación, como
ya dijimos, una vez que concluyen las plegarias, se trae pan, vino y agua: y el que
preside pronuncia con todas sus fuerzas preces y acciones de gracias, y el pueblo
responde “Amén”; tras de lo cual se distribuyen los dones sobre los que se ha
pronunciado la acción de gracias, comulgando todos, y los diáconos se encargan de
llevárselo a los ausentes.
Los que poseen bienes de fortuna y quieren, cada uno da, a su arbitrio, lo que bien
le parece, y lo que se recoge se deposita ante el que preside, que es quien se ocupa
de repartirlo entre los huérfanos y las viudas, los que por enfermedad u otra causa
cualquiera pasan necesidad, así como a los presos y a los que se hallan de paso
como huéspedes; en una palabra, él es quien se encarga de todos los necesitados.
Y nos reunimos todos el día del Sol, primero porque en este día, que es el primero
de la semana, Dios creó el mundo, después de haber hecho girar las tinieblas y la
materia; y también porque es el día en que Jesucristo nuestro Salvador resucitó de
entre los muertos. Le crucificaron, en efecto, la víspera del día de Saturno, y al día
siguiente del de Saturno, o sea el día del Sol, se dejó ver de sus apóstoles y
discípulos y les enseñó todo lo que hemos expuesto a vuestra consideración.
Padre Pedrojosé Ynaraja