El cuidado en los pequeños detalles
Hacer el bien, hace bien.
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Una tarea suele valorarse por los resultados que se obtienen.
Es lógico que importen los resultados. Sin embargo, no se puede
olvidar que el principal beneficiado por un trabajo bien hecho es la
misma persona que lo hizo, independientemente de los resultados.
Se ha hecho una mejor persona. Pero también sucede lo contrario:
cuando alguien realiza una mala obra, él mismo se hecho una peor
persona.
Importa que toda actividad, por pequeña que sea, la hagamos
bien y, por lo regular, también los resultados saldrán lo mejor
posible.
2) Para pensar
Se cuenta que un hombre buscó a un pintor para que fuera a
la playa a pintar parte de su barco. Lo encontró trabajando en un
taller. Se pusieron de acuerdo en el color y en lo que le pagaría por
hacerlo.
El obrero llegó temprano al día siguiente a la playa con su
pintura, brochas y pinceles. Comenzó a pintar el barco de un rojo
brillante en las partes señaladas. Mientras trabajaba, verificó que no
estuviera despintado en otras partes el barco. Fue entonces que
percibió un orificio en el suelo, y decidió repararlo. Cuando terminó
de pintar, fue con el dueño y recibió su dinero.
Al día siguiente, el propietario del barco llegó temprano a la
casa del pintor, quien pensó que le haría unos comentarios de su
labor pero no fue así. El señor sacó de su cartera un cheque y
dándoselo le dijo: “Esto es para Usted”. Cuando vio el cheque casi
se desmaya por la cantidad tan grande.
El pintor sorprendido y le dijo: “Pero señor, ¡es un error! Usted
ya me pagó por mi trabajo”.
El seor le explic: “No hay error mi querido amigo. Déjeme
explicarle. Cuando le pedí que pintase, olvidé hablarle del orificio.
Cuando el barco se secó, mis hijos subieron y salieron de pesca. Yo
no estaba en casa en aquel momento. Cuando volví y me di cuenta
que habían salido con el barco, quedé desesperado, pues recordé
que el barco tenía un agujero. Imagine mi alivio y alegría cuando los
vi retornando sanos y salvos. Revisando vi que el orificio había sido
sellado perfectamente. ¿Percibe, ahora, lo que hizo? ¡Salvó la vida
de mis hijos! No tengo dinero suficiente para pagarle por su
"pequeña" buena acción”.
3) Para vivir
Si por un motivo humano interesa hacer bien las cosas,
cuando es por una causa sobrenatural resulta justificado poner más
empeño.
Será preciso saber encontrar a Dios en medio de nuestras
actividades ordinarias. San Josemaría invitaba de esta manera a
santificar cualquier actividad honesta: “No hay otro camino, hijos
míos: o sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no
lo encontraremos nunca… Sabedlo bien: hay un algo santo, divino,
escondido en las situaciones más comunes, que toca a cada uno de
vosotros descubrir" (Conversaciones, 114).
San Josemaría Escrivá instaba a que no despreciásemos,
equivocadamente, las cosas que nos parecen pequeñas y añadía:
“me diréis que todos esos detalles son pequeñas pinceladas, sin
categoría. Os contesto enseguida que las pequeñas pinceladas no
carecen de importancia; fijaos que quinientas, mil... ¡bien trazadas!,
hacen un cuadro, una obra de arte". Y recordaba los versos de un
poeta castellano: “ Despacito y buena letra;/ el hacer las cosas
bien/ importa más que el hacerlas.”
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