XVII Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
Sr. Cardenal Julio Terrazas Sandoval, CSsR
Arquidiócesis de Santa Cruz, Bolivia
Homilía de S.E. Cardenal Julio Terrazas Sandóval. Domingo 24 de julio de 2011.
Basílica Menor de San Lorenzo Mártir.
Síntesis:
“Todos tenemos que decirle al Seor que nos de un corazn sensato, que nos de un
corazón comprensivo, que nos de un corazón que sea reflejo de nuestra conciencia,
de una conciencia conectada con la verdad y sensible a lo social, a los sufrimientos,
a las inequidades. Una conciencia capaz de sacar de sus reservas la justicia y la paz
frente a la violencia de los fanatismos recreados que nos hacen perseguirnos los
unos a los otros. Que esta palabra nos de un corazón nuevo, lo necesitan quienes
están en función de gobierno que deben pedir sabiduría para distinguir el bien y el
mal y no pasar su tiempo pidiendo solamente castigo y persecución para algunos.
(…) que la justicia busque la salvacin de aquel que ha caído en el error (…) porque
todos somos hijos de Dios”.
Homilia completa:
“Pedir un corazón nuevo y sabiduría para distinguir el bien y el mal”.
Queridos hermanos y hermanas:
A Jesús lo hemos encontrado durante estos domingos hablando a la multitud, a esa
gran cantidad de gente que quería escucharlo, que deseaba realmente entender
que significa la verdad, la justicia, el amor. Hoy también Jesús esta hablando a la
multitud y podríamos decir que nos habla a nosotros que somos tan numerosos
aquí, tan numerosos en nuestros hogares, en nuestros campos, en nuestras
poblaciones.
Dar un paso más para que nuestras celebraciones no sean celebraciones
sin vida, sin alma y sin corazón.
Esta palabra también va dirigida a esa multitud de hermanos que durante la
semana pasada han celebrado a aquella mujer extraordinaria que cambio toda su
vida escuchando la palabra y haciéndola carne de su propia carne, la devoción del
Carmen. Ha llegado a muchos lugares, ayer también de alguna forma
una multitud ha querido expresar la amistad, así lo llaman a esta fiesta que hace
gastar tanta plata, la amistad. Tenemos que entender que se debe dar un paso
más para que esta amistad deje de ser una celebración sin vida, sin alma, sin
corazón y se convierta en algo que hay que hacer porque no queda otro remedio.
Simón Bolívar busco la unidad entre todos, que se multipliquen odios
y rencores en su nombre.
Hoy mismo nosotros nos alegramos de recordar el nacimiento de aquel hombre al
que consideramos el instrumento de liberación para nuestro pueblo, para nuestra
Patria. Todos hablan hoy de Simón Bolívar. Ojala que ese lenguaje con el que nos
dirigimos a el, no sea el lenguaje que nunca pensó utilizar el mismo, el que buscaba
la unidad entre todos, no puede ser cambiada su mentalidad con los odios y los
rencores que en su nombre se están multiplicando. Mañana otra gran multitud en
nuestra Iglesia y en toda la Iglesia en Bolivia se va a acordar del apóstol Santiago,
a ellos también quiere llegar esta palabra ¿Qué decirles y que responder? El día
martes es Santa Ana, muchos pueblos la tienen por patrona, mucha gente va volver
a los templos, pero que hermoso seria que vayan con esta disposición de esta
multitud que seguía al Señor, escuchar las enseñanzas del reino, era lo que le
interesaba al Señor, que cada uno de esa multitud, que cada uno de sus discípulos
comprendan y capten que es el reino de los cielos. Por eso ese afán, casi diríamos
ese tema preferido del Señor de hablarles a todos a través de comparaciones.
Las comparaciones del reino.
El reino de los cielos, se parece a un tesoro, quien lo encuentra lo vuelve a
esconder, lo deja todo y vende todo para poder comprarse aquel lugar donde esta
el tesoro. Una exigencia del reino de Dios es exactamente esta tendencia a realizar
ya en nuestras vidas las exigencias del reino, si nos interesa, si realmente
estamos dispuestos dejemos que el aparezca como un tesoro al que le
consagramos nuestra vida y por el cual dejamos todo lo que tenemos.
El reino de los cielos se parece a un comerciante que se dedicaba a buscar perlas
finas y al encontrar una deja todo, vende todo y compra aquel tesoro. Hermanos,
en ambas parábolas, en estas dos pequeñas el Señor sigue insistiendo, la
mediocridad, las medias tintas, no van con el compromiso autentico del reino del
Señor. Hay que se capaz de tener un corazón que se adhieran a esta realidad del
reino de nuestro Dios. Fue a vender todo lo que tenia y lo compro.
Hoy también se nos habla mucho del reino y quizás hasta lo repetimos, lo
repetimos en nuestras casas y hacemos bien, pero nos cuesta encontrarlo y nos
olvidamos que este reino en forma de tesoro, en forma de perlas preciosas viene a
nuestro encuentro, es el reino que llega a nosotros que por casualidad o por
providencia lo encontramos en el camino pero la iniciativa viene de aquel que es el
reino de Dios en medio de nosotros, es Jesucristo.
Esto es lo que causa alegría, esto es lo que causa felicidad, esto es lo que
causa paz y felicidad; saber que Jesucristo el hijo de Dios esta a nuestro alcance y
que solo nos pide una cosa, que abandonemos todo lo que es un obstáculo a su
presencia, que nos acerquemos a El y que le digamos de todo corazn „aquí estoy
Señor para hacer tu voluntad‟.
Y la ultima comparación que va utilizar el Señor, el reino de los cielos se parece a
una red, una red de pescadores que se hecha al mar, que se llena de peces, que la
llevan a la orilla y que en la orilla comienzan a seleccionarse los peces bueno en un
canasto, los peces malos se devuelven al mar.
Esta es la esperanza, aquí ciframos nosotros la fuerza de nuestra esperanza. Sera
el Señor el que al final va echar la red para tenernos a todos allí adentro, pero
también para ayudarnos a crecer a los que queremos crecer y a lo mejor sacarlos a
los que no quieren avanzar. Sera al final, dice el Señor, que se va enviar a los
mensajeros, a los ángeles para que ellos separen a los justos de los que no hacen
el bien, será el momento en que con toda claridad vamos a comprender que es
importante en nosotros tener la conciencia de saber elegir lo bueno y lo malo, todo
a causa del reino y por la construcción de ese reino que el Señor lo va edificando en
medio de nosotros.
Sacar de nuestra conciencia la justicia y la paz frente a la violencia de los
fanatismos recreados que nos hacen perseguirnos los unos a los otros.
¿Comprendieron todo esto? Esa es la pregunta que hace el Señor, esa es la
pregunta que hoy también el Señor nos susurra al oído de todos nosotros. ¿Han
captado, han comprendido, se dan cuenta de esta novedad? ¿Piensan seguir
viviendo como antes o ya han decidido en su corazón dar un paso hacia adelante?
Respondieron con un si fuerte. Y entonces les va decir todavía una palabra de
enseanza a esa multitud “todo escriba convertido en discípulo del reino se parece
a un dueo de casa que saca de su reservas lo nuevo y lo viejo”, „Saca de sus
reservas‟ saca de lo que esta dentro de el, cuando habla de justicia saca la justicia
de su corazón, cuando se habla de paz tiene que ser algo que nace de la
conciencia, algo que nos estremezca frente a las estupideces humanas que se
cometen con esa violencia que esta atacando a esos hermanos de Noruega, con esa
violencia que no nace del corazón sino de cálculos externos, de fanatismos
recreados y que nos hacen perseguirnos los unos a los otros. Hay que sacar
fuerzas, en medio de los problemas sacar las fuerzas que nos da el Señor y que nos
tiene inscrito en nuestro corazón.
Pedir un corazón comprensivo y una conciencia capaz juzgar entre el bien
y el mal, una conciencia que se conecte con la verdad de Dios.
Yo creo que este mensaje se completa maravillosamente hermanos con la lectura
primera que hemos hecho del libro de los reyes. Ahí esta alguien conocido también
por nosotros, el rey Salomn le decimos. En sueos escucha la palabra “pídeme lo
que quieras” y el dice “pero soy un muchacho, soy un joven como me has
entregado un pueblo tan numeroso para gobernarlo, yo no estoy preparado para
esto, pero yo te pido que me des un corazón comprensivo par juzgara tu pueblo y
para discernir entre el bien y el mal. Quizás debe ser la oración hoy día para
nosotros y para todo nuestro pueblo y para los pueblos de la tierra. Queremos un
corazón comprensivo, un corazón que anide todo amor de Dios en el. Un corazón
que se convierta en la conciencia como nos decía el Santo Padre esta mañana, en la
conciencia capaz de juzgar entre el bien y el mal. Pero que sea una conciencia que
se conecte directamente con la verdad de Dios, no con las pequeñas verdades
que se multiplican o se venden a mansalva.
Conectados con la razón, con la verdad, pero sensible también a los social. Te
felicito Salomón, le dice el Señor, porque no has pedido cosas materiales para ti, no
haz pedido mas fuerza, mas tanques, mas aviones o avionetas, no me has pedido
que multiplique las leyes para tener a tu pueblo sin poder respirar, no has perdido
la muerte de tus enemigos, por eso te voy a dar lo que has pedido y te lo voy a dar
en abundancia y para siempre y a ti te van a recordar como el rey mas inteligente y
no va nacer otro igual que tu o superior a ti.
Pedir a Dios solo lo que nos une a El y a los hermanos.
Hermanos, que hermosa alabanza de Dios a aquel que realmente pide lo que lo une
mas a Dios, lo que lo une mas a sus hermanos, no pide ni glorias terrenas ni pide la
muerte de sus enemigos. Y aquí tenemos que entrar todos en un examen de
conciencia. ¿Qué es lo que le pedimos a Dios? ¿Qué es lo que quisiéramos recibir
directamente de Dios? ¿Qué se pide en esa peregrinación al divino niño, que se pide
en esa visita a Cotoca, en las procesiones en las fiestas? ¿Qué estamos pidiendo a
nuestro Dios o a nuestros intercesores?
Ojala que esta palabra nos de un corazón nuevo, lo necesitan quienes
están en función de gobierno que deben pedir sabiduría para distinguir el
bien y el mal y no pasar su tiempo pidiendo solamente castigo y
persecución para algunos.
Nos interesa aclarar las cosas, nos interesa tener esta mentalidad y este nuevo
corazón en nuestros hogares para que no los convirtamos en espacio de odio, de
rencores o de consumo que aquellas cosas que van destruyendo a la persona
humana.
Que la justicia busque la salvación de aquel que ha caído en el error (…)
porque todos somos hijos de Dios.
Nos interesa por supuesto que la justicia también se ejerza en esa perspectiva y
por ello rogamos, no una rigidez inhumana, sino una búsqueda de la salvación de
aquel que ha caído en el error. Eso es lo que quiere el Señor, quiere la vida para
todos, no quiere la muerte de nadie y lo volvemos a decir, ni la muerte física que se
multiplica con tanta palabras y hechos escandalosos en nuestro medio, no quiere
tampoco la muerte moral de nadie, porque antes que nada, antes que se
pronuncien los juicios terrenos es importante saber que ese que esta acusado es
también hijo de Dios y esta también salvado por Jesucristo y el Señor nos pide que
en su reino de paz y de amor se palpe todo esto con claridad y en abundancia.
Todos tenemos que preguntarnos para que no nos quedemos con la impresión de
que solo los grandes de esta tierra tienen que pedir un corazón sensible, todos
tenemos que decirle al Señor que nos de un corazón sensato, que nos de
un corazón comprensivo, que nos de un corazón que sea un reflejo de
nuestra conciencia, de una conciencia que conectada con la verdad no va
abrazándose de las mentiras pasajeras, conectada con la verdad y sensible
también a los social, a los sufrimientos, a las inequidades , a todo aquello que
algunos quisieran tomarlos como instrumentos para separarnos mas en lugar de
buscar todo aquello que nos une y que construye la paz autentica y verdadera
construida por todos y para todos. Amen.