Si yo no hubiera, Señor, desesperado .
Si hubiera recordado que cuando el hambre agobia
y no dejan comer de las bellotas con que encargan alimentar los cerdos
es obligado traer a la memoria que en la casa del Padre comen bien
los obreros...
No se hace necesaria otra motivación
sino la más material e interesada para volver a Él:
que duela el hambre.
Aunque hubiera preparado mi discurso,
emprendido el regreso...
no hubiera sabido, Señor, cómo enfrentarTe;
a pesar de que conozco que atisbas en la colina, por ver si vuelvo,
los polvos que levanta el caminante,
me hubiese faltado, como siempre, simple coraje.
Avergonzado, escojo otro camino que es menos duro:
voy a la que no vacilaría en recogerme
-- viudo era el padre que narra el Evangelio--,
a la que no le importa mi estado lamentable:
voy a la que acaso más haya yo ofendido al abofetearle al Hijo con mi beso,
a aquella que, cuando Te le morías en la Cruz,
le dijisTe que yo era el que venía a reemplazarTe.
Me llama,
se adelanta;
ha preparado la sopa que nos gusta a mí y a Pedro,
sendos tazones, y vaga por las calles de Jerusalén hasta encontrarme...
¡Pobre mi madre! :
cambiarTe ¡a Ti!,¡por mí!.
Todavía estás en el sepulcro, todavía está rojo el pretorio con Tu sangre,
y ya me agarra por el manto, ya Te suplanta, obediente y amable,
e interrumpe mi andar cuando ya corro hacia el árbol... para colgarme.
Vengo,
para blanquearlas, a teñir mis vestiduras de púrpura brillante;
vengo a rezarle.
Estamos todos reunidos, ¡juntos los doce!, ella en el centro,
en aquella casa de dos pisos,
temblorosos, cobardes;
ha cerrado la puerta con cien cerrojos para que nadie escape;
nos toma uno a uno aparte:
le digo lo que he hecho y que no puedo volver a Ti, que me ayude a llorar
como Pedro,
que me diga que sí, que me quiere, que me perdona...
a pesar de todos los pesares.
Si yo no hubiera, Señor, desesperado,
al alejarme.
Jorge Arrastía Juárez