Coptos
Padre Pedrojosé Ynaraja
“CaixaForum” de la obra social de “la Caixa”, en Girona, organiza una exposicin
titulada “otro Egipto”. He tenido ocasin de visitarla. No es una muestra grande, se
trata de material cedido por el museo de Louvre. Al simple curioso, no le
asombrará. Al que acuda fiel al enunciado, le resultará interesante.
Copto significa egipcio. No es este el momento de dar detalles de filología histórica,
ni de explicar el porqué de que la grafía de este pueblo sea árabe, pese a que
tengan lengua litúrgica propia. Los coptos son los egipcios autóctonos. La mayoría
árabe del país, es sobrevenida.
Egipto es Tierra Santa. Se movió por ella Abraham, habito José y, gracias a sus
buenos oficios, también su padre Jacob y sus hermanos. Pero el calificativo de
santa, lo recibe por la permanencia allí de la Sagrada Familia, tal como lo cuenta el
evangelio de Mateo. Respecto a esto último hay que confesar que no quedan
noticias arqueológicas fiables, pese a bellas leyendas que lo recuerdan. En la
exposición se ofrece un precioso multimedia, que no siendo lo mejor, es
interesantísimo, por las tradiciones que presenta y los detalles de la liturgia de este
pueblo.
Se atribuye a San Marcos la evangelización de este territorio, donde sufrió
finalmente martirio, posiblemente en Alejandría. En esta población famosa por su
faro y su biblioteca, florecía una colonia judía de gran categoría. Con bastante
seguridad se puede afirmar, que fue en esta ciudad donde se redactó el libro bíblico
de la Sabiduría, y de donde proviene la traducción del texto sagrado al griego,
llamado de los Setenta o Septuaginta. Vivió el gran escritor teólogo,
contemporáneo de Jesús, Filón y posteriormente grandes santos y autores
cristianos de prestigio. Tal fue la categoría de la ciudad, que su obispo se atribuyó
el tratamiento de Papa, que conserva en la actualidad.
La Iglesia Copta es de las llamadas no calcedonianas, se desgajó del núcleo romano
casi sin saberlo. Tienen estas tierras el privilegio de que en ellas nació la vida
contemplativa. En forma eremítica al principio, posteriormente en sencillos
cenobios. San Antonio abad, san Pablo ermitaño, San Menna, santificaron las
arenas de su desierto, dejaron consejos espirituales que seguirían muchas
comunidades, tanto de oriente como de occidente, hasta que San Benito con gran
maestría, recogiendo tradiciones, escribiría su regla, inspirado principalmente en
ellas.
Visitar en el Cairo el barrio Copto y sus ingenuas iglesias, es una delicia, sus fieles
son extraordinariamente acogedores y tolerantes. A diferencia de tantas de las
nuestras en las que se exige pagar entrada y prohíben todo lo que pueden prohibir,
encontré en ellas abundante juventud que asistía a misa, poco frecuente aquí,que
comulgaba con fervor, que me indicaba, sin siquiera pedírselo yo, que podía sacar
fotografías, incluso con flash y que ofrecían a la salida objetos piadosos, iconos
tejidos incluidos, a “precios cristianos”. Aádase que los jvenes se tatúan una cruz
en el brazo, como testimonio de su Fe. Dado que hoy en día sufren persecución, la
verdad es que no todos se atrevan a tal práctica.
En el valle de Natrun, una atmosfera de incienso inunda el ámbito de los
monasterios, los monjes que vi todos de aspecto juvenil, eran 180. Como anécdota,
pero indicativa de su estilo, compré en uno de ellos un alba de fino algodón y
bordada, por el módico precio de 7€.
Esta comunidad eclesial ha sufrido persecución casi siempre. En estos momentos su
porvenir es incierto, de aquí que tantos miles de coptos huyan de Egipto
La visita a la exposición de la que hablaba al principio me ha recordado estas cosas.
En casa he rezado por ellos.
A quien le sea posible desplazarse, le recomiendo visite la exposición y a quien
viaje a Egipto y sea consciente de su Fe cristiana, que no la olvide. Los itinerarios
por las pirámides y los valles de los reyes, con sus antiguos templos y estatuas, por
espectaculares que sean, no atravesaran la frontera de la eternidad, los “Padres del
desierto” con sus heroicos comportamientos y sus consejos y enseanzas, sí.
Padre Pedrojosé Ynaraja