CUANDO COMPARTES CON LOS DEMÁS
Por: Claudio de Castro
Cierta vez me encontré en la Biblia con esta promesa de Jesús: “Dad y se os dará:
os verterán una buena medida, apretada, rellena, rebosante” (Lc 6, 38).
Llevo años probando sus promesas, una tras otra y me he dado cuenta que todas
se cumplen.
En esos días recibí varias solicitudes de una joven de Costa Rica para que le donara
algunos libros de nuestra Editorial. En su barrio proliferaba la vida desordenada y
pensó que nuestros libros haría mucho bien a estas familias.
Me animé cuando leí unas palabras de Chiara Lubich, la fundadora de los
Focolares… decía:
“¿No te ha sucedido nunca que al recibir un regalo de un amigo, sientes la
necesidad de hacerle tú otro? ¿Y de hacerlo, no para pagar la deuda sino por
verdadero amor agradecido? Seguro que sí.
Si a ti te sucede eso, imagínate a Dios, a Dios que es Amor.
Él devuelve siempre cada regalo que hacemos a nuestro prójimo en su nombre. Es
una experiencia que los verdaderos cristianos hacen muy a menudo. Y cada vez es
una sorpresa. No nos acostumbramos nunca a la fantasía de Dios. Podría ponerte
mil, diez mil ejemplos; podría escribir un libro. Verías qué verdadera es esa imagen
de «os verterán una buena medida, apretada, rellena, rebosante», que significa la
abundancia con la que Dios recompensa, su generosidad".
Me pareció tan impresionante que quise tener la experiencia.
Y preparé una caja rebosante, llena de libros. La llevé al correo y la envié luego de
dudar un poco por el elevado costo de las estampillas.
"Bueno Señor", le dije, "hice mi parte. Ahora te toca a ti".
Pasaron tres días.
Casi había olvidado el tema cuando una amiga me telefonea.
"Claudio, llevo días localizándote. Ocurrió algo increíble. Un amigo que vive en
Europa vio tu página web y de pronto sintió que Dios le decía: "ayuda a ese
muchacho". Y te ha enviado una donación en Euros".
Apenas podía creerlo. De inmediato recordé la caja de libros. Esa era la respuesta
de Jesús. La cifra equivalía a 5 veces el valor de lo que envié.
"Este es el secreto para crecer", reflexioné sorprendido. "Hay que compartir, dar de
lo que tenemos a los que no tienen".
Aprendí mucho ese día. Cuando la editorial parece llegar a una encrucijada siento
como que estoy en un globo aerostático, sobrecargado de peso. Debo donar,
arrojar las cosas que valoro, para retomar altura.
He descubierto que compartiendo, me va de lo mejor. Es cuando Dios cumple su
promesa y nos da la medida rebosante.
Haz la prueba… Anímate. Y decubrirás qué bueno es el Señor.