Hombre Nuevo
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José Manuel, L.C.
Merlín
Es de todos conocida la leyenda del mago Merlín, preceptor del rey Arturo cuando aún
no era rey, sino un sencillo escudero. El mago lo llevó al campo y con un embrujo lo
hizo volar. Se elevó al inicio unos cuantos metros y entonces le preguntó: ‒ ¿Qué has
visto? –He visto el castillo y las murallas que la defienden‒, respondió Arturo.
Merlín lo elevó aún más alto y le volvió a formula la misma pregunta.
Arturo le respondió: –Veo nuestro pueblo y sus límites con los otros condados.
Volvió a transportarlo aún más alto y esta vez Arturo declaró: ‒No veo fronteras sino
una misma tierra en donde la agente se afana igualmente por sobrevivir.
Merlín entonces le hizo caer en la cuenta que así sucede con el corazón y los ideales,
mientras más elevados sean, menos límites y barreras encontrarán en la realización de
sus metas.
La magnanimidad nos libra del error de absolutizar las cosas banales y evita que nos
desgastemos con tanta bobada cotidiana que con facilidad se torna en enfados y
rencillas, desde el rabiar en la calle con el cafre que nos echa su camionetota con
prepotencia para pasar primero, hasta las discusiones inútiles que nada de edificante nos
dejan. twitter.com/jmotaolaurruchi