¿Quién dobló nuestro paracaídas?
La historia de Carlos, el piloto
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Es común que al vivir en sociedad dependamos unos de otros.
Una sola persona no puede ser autosuficente en su totalidad: desde
procesar sus alimentos, o confeccionar sus ropas, la construcción de
su habitación, etc. Por ello, no importa si nuestra actividad es
conocida o no, si cada uno cumple su deber todos nos beneficiamos.
Sin embargo, a veces no tomamos en cuenta o desconocemos a las
personas gracias a las cuales les debemos el salir adelante.
Si bien, es imposible conocer y agradecerles a todos los que
intervienen en nuestra vida, lo que sí es posible es hacerlo, por lo
menos, con quienes tenemos algún tipo de relación.
2) Para pensar
El relato de “Carlos, el piloto” nos puede ayudar a reflexionar.
Carlos, era piloto argentino de un bombardero en la guerra de
Malvinas. Después de muchas misiones de combate, su avión fue
alcanzado por un misil y se precipitó. Sin embargo Carlos alcanzó a
salvarse al lanzarse en paracaídas. Luego fue capturado y llevado a
una prisión en un barco inglés.
Terminada la guerra, a su regreso a Argentina, daba
conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión.
Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó. Le
dijo "Hola, ¿usted es Carlos, el piloto en Malvinas que lo derribaron,
verdad?"
Carlos sorprendido le respondió: "Y usted, ¿cómo sabe eso?".
"Porque yo doblaba su paracaídas. Y parece que le funcionó
bien, ¿verdad?"
Carlos casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le
respondió: "Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no
estaría aquí”. Se despidió volviendo a agradecerle.
Esa noche, estando solo, Carlos no pudo dormir. Estuvo
meditando preguntándose: “¿Cuántas veces vi en la base a ese
hombre y nunca le dije ni los buenos días?, yo era un arrogante
piloto y él era un humilde marinero."
Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las
entrañas del hangar enrollando incansablemente los hilos de seda
de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que
no conocía, poniendo todo su cuidado y empeño, sabiendo que la
mayoría no se lo agradecerían, y ni tan siquiera lo conocían.
Ahora, Carlos ha cambiado el modo de comenzar sus
conferencias. Empieza preguntándole a su audiencia: ¿"Quién dobló
hoy tu paracaídas?" La gente se sorprende, pero Carlos les aclara:
Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que
nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas
en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y hasta uno
espiritual. A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario,
perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y a las
personas que nos salvan en el momento oportuno, sin que se los
pidamos.
Pensemos si en vez en vez de ir ensimismados no podríamos
saludar, dar las gracias, felicitar a alguien o, aunque sea, decir algo
amable o sonreír.
3) Para vivir
Tampoco olvidemos que a quien más le debemos nuestro
paracaídas es a Dios, que diariamente nos entrega un paracaídas
adecuadamente doblado para que lleguemos al final del día sanos y
salvos.
Al final de su conferencia, Carlos invita a que cada día
tratemos de darnos cuenta quién dobla nuestro paracaídas, y se lo
agradezcamos. A veces las cosas más importantes de la vida solo
requieren de acciones sencillas: Solo una llamada, una sonrisa, un
gracias, un te quiero...
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