Voz del Papa
Un propósito para año nuevo
José Martínez Colín
1) Para saber
Seguramente habremos felicitado a varias personas con el
característico saludo “Feliz Navidad!; ante ello, el Papa Benedicto
XVI invitaba para que ese intercambio de saludos no pierda nunca
su profundo valor religioso y la fiesta de Navidad no sea absorbida
por los aspectos exteriores. Han de ser expresión del gozo de saber
que Dios está cerca de nosotros y quiere recorrer con nosotros el
camino de la vida
Así, los signos externos, hermosos e importantes, no nos
distraerán, sino que nos ayudarán a vivir estos días en su verdadero
sentido, con una alegría profunda.
La Navidad que acabamos de celebrar, no es un simple
aniversario del nacimiento de Jesús, es más aún, es celebrar el
Misterio de que Dios mismo haya venido a habitar entre nosotros.
Por ello ha marcado la historia del hombre. La Navidad nos recuerda
la ternura y el amor de Dios que se inclina sobre nuestras
debilidades, sobre nuestros pecados y se abaja hasta nosotros.
2) Para pensar
¿Cuál es el secreto para centrar nuestra atención en Dios sin
que nos distraigan las cosas?
Cuentan que un rey muy rico de la India, tenía fama de ser
indiferente a las riquezas mariales. Era un hombre de profunda
religiosidad.
Un súbdito que, al contrario, vivía preocupado por tener
siempre más, movido por la curiosidad, quiso averiguar el secreto
del soberano para no dejarse deslumbrar por el oro, las joyas y los
lujos excesivos.
Inmediatamente después de los saludos que la etiqueta exige,
el súbdito le preguntó: “Majestad, cuál es su secreto para cultivar
la vida espiritual en medio de tanta riqueza?” El rey le respondió:
“Te lo revelaré, pero antes recorre mi palacio para comprender la
magnitud de mi riqueza. Lleva una vela encendida, pero si se apaga,
te decapitaré”.
Al término del paseo, el rey le preguntó: “Qué piensas de mis
riquezas?” El hombre respondió: “No vi nada. Sólo me preocupé de
que la llama no se apagara”. El rey le dijo: “Ese es mi secreto. Estoy
tan ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me
interesan las riquezas de fuera”.
Es evangélico el consejo de no poder servir a Dios y a las
riquezas. Procuremos, pues a “ver hacia adentro” y avivar nuestra
llama espiritual.
3) Para vivir
El Papa observaba que cualquiera podría preguntarse: ¿cómo
es posible que yo viva ahora este evento de hace dos mil años?
Respondía afirmando que Dios, en aquel Niño nacido en Belén,
se ha acercado a todos: nosotros lo podemos encontrar todavía en
nuestra vida. Dios nos ofrece a cada uno de nosotros, hoy en día, la
posibilidad de reconocerlo y de acogerlo, como hicieron los pastores
de Belén, para que Él nazca también en nuestra vida y la renueve,
la ilumine, la transforme con su Gracia, con su presencia.
Es Él la verdadera luz, que elimina y disuelve las tinieblas que
envuelven nuestra vida y a la humanidad.
Un propósito para el nuevo año podrá ser encontrarnos con el
Señor frecuentemente en la celebración de la Eucaristía: allí se hace
presente Jesús de modo real, verdadero Pan bajado del cielo,
verdadero Cordero sacrificado por nuestra salvación.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra
(e-mail: articulosdog@gmail.com )