Educar en la confianza
Para el inicio del año 2012
Pbro. José Martínez Colín
1)
Para saber
Este comienzo de un Año nuevo es don de Dios a la
humanidad, ha dicho el Papa Benedicto XVI, y es una invitación
para desear a todos, con mucha confianza y afecto, que este tiempo
que tenemos por delante esté marcado por la justicia y la paz.
¿Con qué actitud debemos mirar el nuevo año? El Papa nos
recuerda que la Sagrada Escritura, en el salmo 130, nos invita a
mirar el futuro con una sólida esperanza, sabiendo que vendrá la
luz, la misericordia y la salvación. Esta espera nacía se saberse un
pueblo elegido al cual Dios lo había educado para mirar el mundo en
su verdad y a no dejarse abatir por las tribulaciones.
El Papa nos invita a vivir este año 2012 con la misma actitud
de confianza. Ahora el Pueblo de Dios se ha abierto para todos y es
la Iglesia. Contamos con la seguridad de tener esa luz y misericordia
en la Persona de Jesucristo.
Dios también nos ha ido educando en esa confianza para que
no perdamos la paz.
2)
Para pensar
Una historia verídica nos da una lección sobre la confianza.
En agosto de 1918, un velero estaba siendo remolcado por un
barco en el Río Niágara, cuando el mecate que lo jalaba se reventó
y, para angustia de todos, el velero, con sus dos tripulantes, quedó
a la deriva. Lo peor era que ya estaban cerca de las famosas
cataratas.
Las fuertes corrientes condujeron directamente al barco hacia
las cataratas. Nadie podía hacer nada ante la impetuosa agua del
río. Espantados esperaban un final desastroso.
Los dos hombres, ya desesperanzados y desesperados, creían
que caerían de un momento a otro. Sin embargo, cuando estaban a
punto de caer, el velero encalló en algunas rocas prácticamente en
la misma orilla de la catarata.
Pasaron una noche ahí encallados, casi muertos de miedo, de
que en cualquier momento se desatoraran y fueran a caer al
abismo. Pero no sucedió nada. Los dos hombres que estaban a
bordo fueron rescatados el día siguiente.
Ellos pasaron una noche de terror esperando caer en cualquier
momento. Podemos pensar que rezarían como nunca. Eso aconteció
hace casi cien años y el viejo velero continúa ahí, atascado en el
mismo lugar. Hay fotos actuales que lo atestiguan. Jamás sucedió lo
que se temía tanto.
Podríamos pensar que realmente, de saber el resultado final y
que el barco pasaría ahí cien años, no había motivo para
preocuparse, aunque es comprensible su miedo.
De la misma forma, muchas de las cosas que nos preocupan
no suceden realmente, solo pasan en nuestra imaginación que nos
hace agrandar la mayoría de los problemas. Y, lo que es peor, nos
hace perder la paz y alegría. Tal vez si quitáramos esas fantasías
podríamos afrontar con confianza y paz los verdaderos problemas.
3) Para vivir
El Papa no es indiferente a los muchos problemas que aquejan
hoy en día a la humanidad y a tantos hogares. De hecho los
menciona en su mensaje de inicio de año. No obstante, también es
consciente de que no estamos solos. A diferencia del salmista que
esperaba al Mesías, nosotros contamos con la seguridad de que ya
llegó y trajo el gozoso anuncio de paz, salvación y de la misericordia
infinita de nuestro Padre Dios.
El Papa quiere que seamos capaces de saber educar a los
demás en esta confianza llena de paz y justicia.
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