Hombre Nuevo
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José Manuel, L.C.
Dos gigantes se mueren
La Kodak y el buque Costa Concordia se fueron a pique. La primera es conocida, y hasta
querida por todo el mundo, ya que las camaritas y revelados se asocian a los recuerdos de
nuestra infancia. A la Kodak le debemos el retrato familiar perfectamente clavado en los
muros de la sala. Así como existe la generación Pepsi, nosotros formamos parte de la
generación Kodak. El crucero se hizo famoso de golpe y por el golpe que se dieron con la
peña. En unos días nos llegarán imágenes de las últimas burbujas que exhale, especie de
hálito de un barco que no tardará en celebrar su sepultura. ¿Qué tienen en común estos dos
gigantes comerciales? Ante todo que en ningún momento nos podemos confiar y creer que
se tiene las cosas aseguradas. El buque sólo se desvió tres o cuatro millas de su rumbo, casi
nada comparado con la inmensidad del mar, pero este poco bastó para encallar. A la Kodak
la mató el no haber sabido avanzar a la era digital que terminó imponiéndose. Ahora
necesita un crédito de mil millones de dólares para salir a flote. La confianza es mala
consejera, no sólo en los negocios, también en la vida matrimonial y familiar, cuando se
cree, por ejemplo, que se tiene a la esposa o a los hijos asegurados. Hay que vigilar para no
naufragar. twitter.com/jmotaolaurruchi