ILUSION
Padre Pedrojosé Ynaraja
No ignoro que la propagación del Reino es consecuencia de la fidelidad, responsable
y seria, al último mandamiento del Señor: id y predicad el Evangelio. Pero, y es un
símil, sostener un edificio corrientemente se logra mediante vigas de cemento
armado. Los cables de acero son su principal componente, pero es necesaria la
envoltura de portland, que le proporciona rigidez. No olvidemos que la Gracia
Santificante, la sangre salvífica de toda vida espiritual cristiana, es Fe arriesgada,
Esperanza estimulante y Caridad que enriquece y da vigor. Ahora bien, la sabiduría
del más eminente teólogo, si se reduce a redactar volúmenes de prestigio,
aumentará sin duda el acervo doctrinal, llenará estantes de bibliotecas y será
material provechoso para los redactores de tesis doctorales. Convencerá a eruditos,
pero difícilmente estimulará adhesiones o, gracias directamente a ella, crecerá el
Reino.
Es preciso la acción evangelizadora y que esta se lleve a cabo con entusiasmo. De
otro modo, se reducirá a fanatismo o capricho pasajero. No es extraño que
aparezca en nuestra vida una persona, o un grupo de personas, que nos asegure la
excelencia de lo que él o ellos hacen, que entusiasmen a muchos, por sus dotes
personales, pero que, carentes de Fe y humildad, traten de esclavizar al adepto. Y
no hay que olvidar que fanatismo fundamentalista se ha dado también en la Santa
Madre Iglesia. En tiempos pasados y en el presente. Ahora bien, no hay que dar
mucha importancia a los tribunales de la Inquisición. Al mismo tiempo que ejercían
de jueces, abundaban los ermitaños, los cenobitas, los mendicantes… Y hasta la
misma Santa Juana de Arco, fue víctima de uno de los tales tribunales. Y no es
único su caso.
Al entusiasmo hay que añadirle la ilusión. Jesús la reclamaba: El que no recibe el
Reino de Dios como un niño, no entrará en él. (Lucas 18,16) o, en otro lugar, sed
sencillos como las palomas. (Mateo 10,16).
Entusiasmo e ilusión, no son virtudes que abunden hoy en día, por desgracia. En el
plano teórico, podrían aducirse muchas razones que demostrasen la falsedad de su
ausencia. J. Balmes le dedicó un capítulo que leí hace años: examen de la falsedad
del dicho: piensa mal y no errarás. Y no abundaban entonces el hedonismo y el
aburguesamiento, tan característico de nuestra cultura occidental.
Los que somos viejos, recordamos tiempos anteriores, cuando abundaron estas
virtudes. En España, acabada la persecución religiosa durante la Guerra Civil,
conociendo de cerca los testimonios de tantos mártires, muchos jóvenes, chicos y
chicas, se animaron a seguir al Señor, por los mismos caminos de autenticidad
radical. Hablo de un mecanismo sicológico, sin ignorar que la sangre de los
mártires es semilla de nuevos cristianos. Posteriormente, a escala mundial, la
tragedia de la 2ª Guerra Mundial, en la que se enfrentaron pueblos hermanos, de
culturas paralelas, sin saber muchos de los combatientes porque estaban en la
batalla, suscitó el deseo de vivir una hermandad comprometida, rica de amor y
creativa. El éxito de la Jamboree de Moisson, Francia (1947), la jamboree de la
Paz, en el terreno del movimiento scout, que fue uno de los motores del
crecimiento apasionado, en el que me vi enrolado. El grupito de Chiara Lubich, en
Italia y el de Fr Roger Schutz, en el minúsculo Taizé, se explican de alguna manera
por este fenómeno. Pero, vaya por delante, que tanto en uno como en otro caso,
más que deslumbrar con ideas que se presentaran como oportunas y brillantes, se
cultivo lo fundamental, de aquí que perduren. En algún caso, como en el llamado
escultismo católico, se perdieron estos valores superiores, esta mística, y han ido
desinflándose y ha sido preciso tratar de volver a empezar. Mientras tanto, otros
inventos, tal vez más resplandecientes, se quedaron por el camino.
Quienes no valoren estas virtudes sencillas de las que vengo hablando, que
recuerden que de una patata, por grande que sea, no saldrá más que una patatera,
que no llegará a alcanzar el medio metro de altura y ni siquiera durar un año. De
una humilde bellota, puede nacer una encina, que se perpetuará centenares de
años y de su madera fabricar múltiples útiles, para uso común o materia prima de
artesanos y artistas.
Pero una semilla se puede suprimir fácilmente, aquí radica la responsabilidad de los
que pretendemos servir a la gente joven. Pero no hay que olvidar que, entusiasmo
e ilusión, regados y abonados por la Gracia, serán mucho más eficaces que
comisiones, comisionadas de comisados.
Padre Pedrojosé Ynaraja