BALLET
Padre Pedrojosé Ynaraja
Puede parecer estrambótico que recomiende ballet para el Triduo Sacro. Lo que
celebramos, está encajado en un marco geográfico e histórico, pero con referencia
Trascendente. Siendo verdad que Jesús aceptó la tortura, murió y resucitó, nos
preguntamos ¿y qué significado más genuino tuvo?
El ser humano, en su corporeidad, esta aprisionada en realidades físicas. Sufre la
gravedad, la rigidez de sus huesos y la incapacidad de atravesar barreras. El
testimonio de las apariciones de Jesús resucitado, nos aseguran que en lo que
llamamos la otra vida, todo esto desaparece, sin que se pierda la individualidad.
Asistí hace muchos años a tres o cuatro sesiones de ballet. Actualmente las sigo por
la TV. Para mí, fotógrafo, al ballet en sí, se le añade la iluminación, los ángulos de
enfoque y las aproximaciones que permiten los objetivos. Disfruto enormemente.
Mis padres, mis hermanas, muchas personas que apreciaba, han muerto. Muchos
de ellos, estoy convencido de que gozan de la felicidad que Dios les preparó. ¿Cómo
será esta existencia?, me pregunto. Al contemplar a los artistas que evolucionan
como si no pesaran, se mueven como si fueran de goma y lo hacen al ritmo de
bella melodía, pienso: así debe ser papá, así mis hermanas…
A veces el tema es religioso o lo interpreto yo religiosamente. Me referiré a tres.
Responsorios de Semana Santa. Música de T.L. de Vitoria. Sobrio, serio. Son las
antiguas antífonas del oficio de tinieblas. Cantado en latín. Poco movimiento.
Progresivamente, como en la liturgia, se van apagando los cirios. Algunos dirán que
no es ballet, que es pura y sobria liturgia, muy apta para contemplativos y no seré
yo quien les lleve la contraria
Stabat Mater Dolorosa. La secuencia de la misa de la Dolorosa. A la letra del
gregoriano, otros autores le han puesto su música. Me refiero yo a la que con
melodía de A. Vivaldi, interpreta el London Ballet. Seis figuras femeninas, vestidas
de largas túnicas de suaves colores, se mueven en una superficie sin decoración
alguna. El texto se refiere a Santa María junto a la cruz.
Acepto rotundamente que Jesús en su etapa histórica sufriera horrible tortura y que
su aspecto reflejase el dolor. De igual manera su Madre, de pie, le acompañaba y
su dolor sería enorme. El texto litúrgico va describiéndolo extraordinariamente bien.
Pero ahora goza de felicidad eterna. No entiendo el gesto de algunas apariciones
que, según explican los videntes, la ven llorando, sufriendo. Pero ¿en el Cielo se
puede sufrir? La danza dulcemente, expresa la pena, como una madre puede
explicar a su hijo, el dolor que le supuso darle a luz. Llora uno, lloro yo siempre,
uniéndome a su aflicción, ahora bien, la belleza del gesto y su ritmo, me infunden
esperanza.
La consagración de la primavera. El tema de este ballet de Stravinski no es
cristiano. Se trata de una antigua leyenda rusa. Cada año, al llegar la primavera, la
población sacrifica a la naturaleza a una virgen. La música de este autor, es difícil
de escuchar. El momento álgido es cuando la chica comprueba que es ella la
escogida, la que van a sacrificar, para proporcionar fecundidad a la tierra. Se
sorprende, teme, mira en su entorno, no tiene escapatoria. Se rebela al principio,
trata de huir después, se da por vencida. Observar su mirada me recuerda la de
Cristo en Getsemaní. Los compañeros que la rodean, sin dejar que se escape, me
evocan al Sanedrín. Despojada de todo, indefensa, me recuerda lo de Isaías: como
cordero llevado al matadero. Este ballet me revive la Pasión del Señor.
Seguramente que a los lectores, la visión del espectáculo les deje indiferentes,
alguno hasta puede tacharme de blasfemo, según la coreografía que haya visto.
Acepto su opinión. Recuerdo que la belleza no perece, estoy seguro de que el Papa,
tan amante de ella como camino hacia Dios, sí que me entendería. Todo lo dicho no
desdeña los estudios, que tengo, las imágenes plásticas o los iconos orientales, que
abundan en mi casa. Y, por encima de todo, los textos evangélicos, que nunca
olvido
Padre Pedrojosé Ynaraja