El tema que vale la pena
P. Fernando Pascual
14-4-2012
Los debates giran en torno a cientos de temas. Discutimos sobre el clima y sobre la familia, sobre la
bolsa y sobre los impuestos, sobre las promesas de los políticos y sobre la mejor manera de ahorrar.
Pero a veces dejamos de lado un tema que debería ocupar un lugar único: si Dios existe y si se
interesa por los asuntos humanos.
Porque la vida humana, sometida a miles de factores externos y a miles de intereses en conflicto,
parece destinada a un futuro caótico e incierto si no interviene Alguien capaz de encender
esperanzas, de perdonar pecados, de sanar conciencias, de infundir amores.
Mirar al mundo sin reconocer la posibilidad de una intervención decisiva, salvadora, de lo alto, es
perder la roca imprescindible para que exista esperanza. En cambio, descubrir y aceptar que Dios se
interesa por los hombres y mujeres del planeta y busca sinceramente ayudarnos abre un panorama
consolador: en el camino de la historia humana existe Alguien capaz de corregir males dañinos, de
rescatar a víctimas inocentes, de premiar a los que obraron el bien y la justicia.
Ese es el tema que vale la pena llevar en el corazón y en el diálogo. Otros temas, por muy
importantes que sean, podrán llenar el tiempo de una tarde entre familiares o amigos, pero no
alcanzarán a tocar esa inquietud profunda que se esconde en cada corazón humano: la urgencia de
encontrar respuesta a la pregunta sobre el sentido que la vida adquiere cuando descubrimos a un
Dios cercano y providente en el horizonte.