T RAVESÍA DEL M AR DE
G ALILEA , DE NOCHE
Irrumpe, Señor, una vez más, en mi historia oscura.
Atraviesa mi noche con la luz del alba,
que la espera pueda más que el miedo,
y el cansancio de la brega ceda en el almuerzo.
Quisiera acoger y guardar muy dentro,
el destello de luz que avanza el día,
conservar, grabada en la memoria,
la hora de tu paso en el límite del riesgo.
¡Soy tan torpe!, que el presente oscuro
desplaza la certeza del alba prometida.
Por más que como amigo me aconsejas
que desplace el temor y la sospecha.
Doy fe, pasada la tormenta,
de que no sucedió la quiebra,
anticipada por la mente débil,
anclada en la memoria adversa.
Al final de la vela, rindo el pensamiento.
Adoro enamorado tu presencia,
hecha luz, alivio, confianza,
perdón desbordante, envuelto de ternura.
Déjame que te diga ya, muy quedo,
sin más seguridad, por mi torpeza,
al menos, el deseo limpio de amarte,
ya sin tiempo.
Sobre el Mar de Galilea, 1 de mayo, 2012