UNA FE QUE MUEVE MONTAÑAS…
(Acción de Gracias por mi cumpleaños 43... 28-05-12)
Mi vida ha sido una experiencia de Fe, desde el mismo momento en que nací,
cuando los médicos desconcertados ante una condición no común, hicieron de mis
posibilidades y tiempo de vida, una enorme montaña casi que imposible de escalar
y superar… Pero la Fe de mis padres y mis ganas de vivir, lograron remover los
temores, vencer desconocimientos, pronsticos, mitos y más… Hoy han pasado más
de cuarenta años y yo sigo aquí, moviendo y escalando montañas, sin rendirme y
sin perder la Fe de que muchas más podré mover…
Hubo montañas enormes, llenas de obstáculos, que querían impedirme aprender a
caminar, pero mi Fe fue tan grande y fuerte, que aún con torpeza y lentitud, con
dolores y cansancio en mis pies, no solo he caminado sino volado, porque con
pasos cortos y pisadas firmes, he asumidos los desafíos que me han presentado los
distintos caminos que he recorrido, he traspasado fronteras, he llegado a muchos
países y eso que casi no camino… Mi Fe me ha llevado a todos los lugares que me
he propuesto y soado…
En mi niñez, vencí las montañas que se me atravesaban para no dejarme socializar,
esas que construye la sociedad que señala una condición que causa risa y
curiosidad… Fue suficiente el amor de mi familia y de los que conocía, fue necesario
y mágico, mi experiencia de Fe en el Dios que me soñó así tal cual, no sé explicar
cómo lo hice, pero tengo más amigos de los que se pueden llegar a contar, y en
cada paso que doy me conquisto un corazón, no hay montañas por muy grandes
que sean que me impiden sentirme amada y amar a mi manera….
En mi juventud, las montañas rocosas de la adolescencia me hicieron tropezar y
caer más de una vez, enfrentar el espejo, asumir mis diferencias, fue un camino
complicado, un cerro enorme que mover y un pico muy empinado que escalar y
vencer… Pero mi Fe fue mucho más grande y fuerte, cuando aprendí que se vive
más que de apariencias y en que tengo mucho más que hacer y ofrecer, que valen
más que un par de piernas largas, porque las mías que son pequeñas, no
renuncian, no se cansan, escalan, llegan, mueven montañas y todo lo superan…
He movido las montañas del desánimo y el cansancio, las apariencias y la sociedad,
he movido y escalado las montañas de lo afectivo, aquellas que aparecen cuando le
tenemos miedo a experimentar el amor y la amistad, he movido las montañas que
quieren parecer imposible la realización humana y profesional, he movido las
montañas que se erigen ante los sueños que pueda tener una persona con una
discapacidad…
Tengo una fe que mueve montañas y hasta ahora no me ha detenido nada por muy
grande y pesado que aparezca, porque Sé que Dios me ama y de la mano no me
suelta… Ha sido tan grande y fuerte mi fe, que de las montaas que muevo y las
que aparecen, de todas ellas se alimenta y se engrandece… Es como si los desafíos
en vez de desanimarme, me hacen más fuerte y las caídas en vez de darme miedo,
me dan seguridad y aprendo a caminar, con pasos cortos y pisadas firmes que
dejan huellas por donde van…
Cuando me preguntan, cómo has logrado todo lo que has hecho y alcanzado? Sólo
puedo decir, tengo una FE que mueve todas las montañas y los desafíos que la vida
me ha presentado… Todo se lo debo al Amigazo, su Amor es mi Fuerza y mi Paz, mi
Sabiduría y mi alegría, mi Mejor escuela de la vida…
KARY ROJAS