Historia de los pantalones mojados
Una verdadera amistad
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En ocasiones podemos medir la amistad según nos sentimos
beneficiados: Si nos complace estar con alguien afirmamos que es
un buen amigo, y si nos cae antipática no la consideramos una
amiga. Sin embargo la amistad es mucho más.
La palabra “amistad” viene de la voz latina “amicitia”, que a su
vez está relacionada con “amare”, con el amor. Hay verdadera
amistad cuando hay amor, y no solo cierto interés. Pero el amor
implica querer y procurar el bien del amigo, aunque en ocasiones
comportara sacrificarnos.
2) Para pensar
Esta es la historia de Juanito, un niño de nueve años. Estaba
en el salón de clases resolviendo un examen y ya casi era la hora de
entregarlo. Esa mañana había bebido mucha agua. Por no pedir
permiso para salir, prefirió terminar su examen, pero no aguantó
más y un charco de agua rodeó sus pies y la parte de adelante sus
pantalones quedaron muy mojados.
Sintió que el mundo se le venía encima. Nunca antes le había
pasado. Sabía que cuando los otros niños se dieran cuenta no los
podría parar. Sería la burla de todos. Las niñas no volverían a
hablarle... Una gran vergüenza se apoderó de él.
No sabiendo qué hacer, agachó la cabeza y oró: “Querido
Dios, ¡necesito tu ayuda ahora! ¡es una emergencia! ¡No sé qué
hacer!”.
Al levantar la cabeza después de su oración vió venir a la
maestra y pensó que había sido descubierto. Mientras la profesora
caminaba hacia él, una compañera de nombre Susy, que iba
cargando un pez dorado en un recipiente lleno de agua, se tropezó
e inexplicablemente derramó toda el agua en los pantalones de
Juanito. El niño aparentó estar enojado, pero al mismo tiempo decía
dentro de sí: ¡“Gracias, Señor! ¡Gracias, Señor!
Ahora, de repente, la situación cambió por completo. En lugar
de ser ridiculizado, Juanito era objeto de simpatía y compasión.
La profesora lo llevó rápidamente al gimnasio y le hizo poner
ropa de deporte mientras se secaban sus pantalones.
Todos los otros niños se pusieron a limpiar alrededor del
pupitre. Pero como así es la vida, el ridículo que le habría tocado
enfrentar fue pasado sobre alguien más… sobre su compaera Susy.
Ella trataba de ayudar, pero, no la dejaban y la miraban feo: ¡“Has
hecho ya suficiente, torpe”!
Al final de la jornada, al llegar Juanito a la parada del autobús
vio que ahí estaba Susy esperando el camión. Juanito se dirigió a
Susy y, en un murmullo le preguntó: “¿Lo hiciste a propósito,
verdad?'” Susy le respondió, también en un murmullo: “Yo también
un día me oriné en los pantalones una vez”.
A Susy no le import quedar mal ante todos por salvar “la
honra” de Juanito. Una muestra de verdadera amistad que sabe
pasar sobre los propios intereses por ayudar a los demás.
3) Para vivir
Por ello el amor en la amistad incluye la comprensión, el saber
situarse en la posición del otro. Como se dice popularmente,
“ponerse en los zapatos del otro”, lo cual facilita que haya empatía,
es decir, una identificación afectiva con la otra persona. Muchos
problemas o discusiones se evitarían si procuráramos comprender
cómo se siente la otra persona.
Sigamos el consejo que san Josemaría Escrivá nos da en
Camino: «Más que en “dar”, la caridad está en “comprender”. –Por
eso busca una excusa para tu prójimo –las hay siempre–, si tienes el
deber de juzgar» (n. 463).
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