¿Es nuestra fe vivencial?
El ejemplo de un golfista
José Martínez Colín
1) Para saber
Hace pocos días el Papa Benedicto XVI habló de la importancia
de tener una fe que se traduzca en una vida coherente con ella, y
señaló que no tenerla puede ser causa de que algunos se alejen de
la fe y de la Iglesia. ¿Qué puede hacer un católico hoy en día para
evitar dicho alejamiento? Tener una
fe vivencial
, afirma el Papa,
pues quien se aleja muchas veces no lo hace por una cuestión
doctrinal, sino vivencial.
Una “fe vivencial” es, pues, no sólo creer en las verdades
divinas, sino, además, traducirla en obras. Consiste en obrar por
amor a Dios y al prjimo. Una “fe vivencial” llevará a vivir la fe en
todos los momentos y circunstancias de nuestra vida. En donde,
además de hablar de la fe, con nuestras obras bien hechas y
honradas mostraremos que Dios inspira nuestro actuar. Como nos
invita nuestro Seor: “Alumbre así vuestra luz ante los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los Cielos” (Mt 5,16).
2) Para pensar
El que la fe sea algo muy personal, eso no significa que se le
tenga que ocultar. A veces inquieta que se silencie a Dios en
diversos ámbitos: educación, política, medios de comunicación o
cine, entre otros. Se cuenta la anécdota de un jugador de fútbol que
afirmaba su descreimiento; sin embargo, se hacía la señal de la cruz
cada vez que metía un gol. Un periodista le señaló esa incoherencia,
y le contestó muy serio: “No tengo por qué estar de acuerdo con
mis creencias”.
Pero también hay gente famosa que sin vergüenza confiesa
sus creencias. Tal es el caso de un jugador de golf que ganó uno de
los más importantes torneos en Estados Unidos. Se trata del
norteamericano Bubba Watson. La prensa lo califica como un tipo
simpático, familiar, normal y religioso. Cuando ganó el torneo, lo
primero que dijo es que le hacía especial ilusión conseguirlo el
mismo día en que Jesucristo resucitó. A continuación se declaró
católico y dijo que aquella mañana, al despertarse, lo primero que
hizo fue dar gracias a Dios, por ser Domingo de Resurrección, a
continuación dio gracias porque acababa de tener una hija, y sólo
en tercer lugar le pidió ayuda para ganar el Master.
Con esas palabras simples, mostrando que es un hombre de
fe, nos da una lección sobre el orden a seguir: primero está Dios,
después los demás y en último lugar nuestras cosas, para no
considerarnos “el centro del Universo”.
3) Para vivir
La fe es un gran don de Dios, un gran regalo que hemos de
conservar. Perderla sería una desgracia. Así como es deseo de los
padres que toda la familia esté unida, de igual modo es deseo de
nuestro Señor Jesucristo que la Iglesia, familia de Dios, se
mantenga unida. Y si es doloroso que un hijo abandone enemistado
su hogar, también es triste que un hermano pierda la fe y se aleje
de la Iglesia.
¿Cómo cuidar nuestra fe y la de los demás? Al ser un don, hay
que pedírselo a Dios. Al confesarnos, comulgar o recibir otro
sacramento, al leer o escuchar la Palabra de Dios, crecemos y nos
fortalecemos en la fe, para luego vivirla en medio del mundo. Como
dice el Papa, esa fe revitalizada logrará que nadie se siente lejos ni
excluido.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía por la
Universidad de Navarra