El río de la muerte
La fe a prueba
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
En ocasiones nuestra fe parece que se pone a prueba. Un
acontecimiento que nos cuesta comprender y aceptar; unas
dificultades difíciles de superar o una situación que frustra nuestros
proyectos.
En una ocasión un policía le hizo una pregunta a un amigo
sacerdote: “¿Vale la pena ser bueno?” Le contó que se esforzaba
por hacer las cosas bien, pero el ambiente le presionaba mucho
para que cediera a la corrupción, se sentía desalentado y sin apoyo.
Ciertamente estaba en una situación comprometida, pero el
sacerdote lo confirmó en su fe.
2) Para pensar
Era una bonita familia que habían formado Donaldo Boss y su
esposa. Formaban un excelente matrimonio cristiano. Tenían fe en
Dios y luchaban por corresponderle con generosidad. Ya tenían
cuatro hermosos hijos que los llenaban de alegría y felicidad.
Sin embargo, un día sucedió una gran tragedia: un incendio
terrible consumió toda su casa y desgraciadamente sus cuatro niños
murieron en el fuego.
Para el matrimonio Boss fue un golpe sumamente severo. La
pérdida de todos sus bienes materiales, siendo muchos, no les
importó en absoluto porque su interés no estaba en las cosas
materiales. Lo que turbaba su fe era la pérdida irreparable de sus
cuatro pequeños. Parecía que la sonrisa había desaparecido de sus
rostros para siempre. No comprendían porqué les había sucedido
aquella desgracia.
Recibieron tratamiento médico, pero ni así. Sus amistades les
recomendaron viajar para distraerse y olvidar su pena. Decidieron ir
a Tierra Santa, visitar los lugares que fueron testigos de la vida de
nuestro Señor Jesucristo. Pensaban que quizá ahí podrían recuperar
la paz que antes habían disfrutado. Pero no fue así. Ni las iglesias,
ni los lugares históricos les dieron la paz que buscaban. Aunque se
la pedían a Dios, no dejaban en el fondo de recriminarle ese
doloroso accidente.
Una tarde vieron a un rústico pastor palestino que conducía a
unas ovejas. El buen hombre llegó a un arroyo y quiso pasarlas a
mejores pastos, pero las ovejas con sus crías se resistían y no
querían cruzar las aguas. Entonces el pastor fue tomando en sus
brazos a los cuatro pequeños corderos, uno por uno, y pasándolos
al otro lado. Cada oveja, cuando veía a su cría al otro lado del río,
se metía resueltamente en la corriente y atravesaba tranquila y
deseosamente las aguas queriendo reencontrarse con su retoño.
Al observar este hecho, el matrimonio se llenó de luz.
Comprendieron al instante que Jesucristo es el buen pastor de las
ovejas. En su sabiduría profunda e infinita había permitido que sus
cuatro hijos cruzaran antes de ellos el río de la muerte y allí estaban
salvos y seguros, en “mejores pastos”. Supieron que ya no tenían
por qué tener temor de nada. Era cuestión de tiempo que habrían
de volver a reunirse con sus adorados pequeños. Sus hijos estaban
seguros con el buen Pastor, y ellos en la tierra igualmente, pues
Cristo también está de este lado del río. Como dice san Pablo, nada
podrá jamás separarnos de Cristo, basta que confiemos en Él.
3) Para vivir
El Papa Benedicto XVI animaba a crecer en la fe de tal manera
que se mantenga firme ante cualquier ataque del enemigo.
Explicaba el Papa que la fe será fuerte si está arraigada en Cristo, si
se tiene la experiencia de Jesús resucitado y vivo que nos ama.
No olvidemos, pues, vivir con la certeza del amor de Jesús por
cada uno de nosotros.
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