Un corredor de fe
Dejar que el Señor nos guíe
Pbro. José Martínez Colín
Siguiendo en el ambiente olímpico, nos encontramos con
gratas noticias al conocer a deportistas que no sólo destacan por
sus capacidades físicas, sino también manifiestan otras virtudes. Por
ejemplo, está Ryan Hall, de 29 años, quien con toda naturalidad ha
mostrado su fe. Él es el corredor de distancia más rápido de la
delegación estadounidense de los Juegos Olímpicos en Londres. Ha
declarado que todo se lo debe a su entrenador omnipresente, quien
ha estado con él en cada paso del camino: “Seré directo; mi
entrenador es Dios”, dijo a la entrevistadora de CNN.
El año pasado, después de terminar en segundo lugar en el
campeonato anual de medio maratón, le pidieron a Hall hacerse una
prueba antidoping de rutina, y llenar un cuestionario. Había un
espacio para el nombre de su entrenador: “Vi la línea en blanco,
decía que anotáramos el nombre de nuestro entrenador, y dije,
‘Bueno, tú sabes que tengo que ser honesto’. Escribí ‘Dios’
entonces”. Eso originó ciertas controversias.
Él llama a su método: el “entrenamiento basado en la fe”.
Mientras corre, reza. Por ahora parece funcionar. Hall es el corredor
de distancia clasificado en primer lugar en Estados Unidos. El
Maratón de Boston del 2011 fue su mejor carrera personal, con un
increíble tiempo de 2 horas 4 minutos y 58 segundos.
Sabe que podría encontrarse con escépticos de su preparación
basada en la fe, pero afirma: “Amo a los escépticos y Dios ama a los
escépticos; está bien que la gente no esté de acuerdo”.
Para Hall, correr consiste en una experiencia de paz y alegría.
Dice que en el pasado alguna vez culpó a Dios por un fracaso, pero
eso ya cambió: “No creo que Dios sea el causante de que yo fracase
en las carreras”, explicó. Si no obtiene los resultados que espera, no
culpará a Dios: “Las medallas son cosas que me encantaría alcanzar,
pero todo eso es como el betún del pastel”, dice Hall.
Le preguntaron cómo se entrena: “Todos los días yo le
pregunto: ‘¿qué quieres que haga?’. Es gracioso porque siento que
Él me dice ‘¿qué quieres hacer tú?’ Así que las cosas de Dios son
muy frescas para mi... Corro dos veces al día, seis días a la semana,
descanso un día porque una de las cosas que me guía es la Biblia;
yo aplico muchas de las cosas que Dios me señala en la Biblia”.
Por último le preguntaron si creía que ahora que Dios era su
entrenador le iba a ayudar a mejorar. Ryan contestó que sí. Que es
más importante el corazón que pones, “que cuando tienes un
corazón puro y estás conectado con Dios eso libera la presión… lo
cual me ayuda a correr más rápido... Creo que cuando uno está
sintonizado espiritualmente, también lo está físicamente porque
nuestro ser físico y espiritual está conectado… entrenamos siempre
lo físico y lo emocional pero lo espiritual lo dejamos de lado. Pero
cuando tenemos todo sintonizado cosas bellas suceden”.
Este corredor nos recuerda las palabras de San Pablo,
hablando de las competencias que nos conviene tener presentes:
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos, sin duda,
corren, pero uno solo recibe el premio? Corred de tal modo que lo
alcancéis. Todo el que toma parte en el certamen atlético se
abstiene de todo; y ellos para alcanzar una corona corruptible;
nosotros, en cambio, una incorruptible” (I Cor, 9, 24-25).
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