DE LA OTRA CRISIS
Padre Pedrojosé Ynaraja
Es de la que hablaré. Muchos nos enteramos de la económica mediante una expresión
enigmática: ¿y qué significaba la burbuja inmobiliaria?. Se pregunta también el ciudadano de a
pie ¿en qué momento se hizo irreversible el declive?
El fracaso en el orden económico, difícilmente se puede corregir por parte del empresario que
la provocó o es su víctima. En el orden espiritual, en el religioso y en el anímico, la perspectiva
es otra. En este nivel interviene Dios y no se olvide que aquí juega en campo propio.
Convencido de esto y deseando que el lector se imbuya de Esperanza, clamaré, denunciaré y
condenaré, tantas erróneas actuaciones de hoy.
Vive el hombre occidental la tragedia de no tener tiempo. O eso es lo que dice. Consecuencia
de ello, es que siempre tiene prisa y decide precipitadamente. Como no dispone de tiempo para
meditar, para exponer humildemente a Dios sus proyectos, consultándole y solicitando ayuda,
llega un momento en el que se siente agobiado y cree que la única solución la encontrará en la
consulta a un siquiatra o a un sicoanalista. Ha sufrido la ausencia de amigos, le han faltado
confidentes, no ha podido, o no ha sabido, dedicar ratos a la oración. La amistad enriquece, si
es auténtica, y resulta fecunda. La piedad ablanda el corazón y llena el alma de Amor de Dios.
La persona que vive estas realidades goza de felicidad, pese a que de cuando en cuando tenga
disgustos y el contacto con Dios, misterio puro, pero autentica realidad, resulta difícil ¿Quién
ignora al Jesús de Getsemaní suplicando que se aparte de Él su próxima pasión, y que
moribundo reflexiona: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?.
Desatiende el cultivo del nivel superior personal y acude a los profesionales que, no se olvide,
son más caros y aburridos. Pero ¿quién se atreverá a decir al siquiatra al que consulta: vaya de
prisa, que no tengo tiempo?.
No ser dueño del tiempo que Dios regala al hombre cada día, es el principio de la crisis
espiritual que padecemos.
Sin pretender establecer prioridades. Simplemente porque en este momento se me ocurre
continuar así, diré que otro mal que aqueja a nuestra actualidad, es la trivialización de la
sexualidad. Es sabido que el hombre está capacitado para el lenguaje vocal y el simbólico.
Pero ni en los inicios de la hominización, ni en las primeras etapas de la individualidad, el ser
humano es capaz de articular palabras y darles sentido. Tampoco expresarse simbólicamente,
es preciso el aprendizaje para ambos campos. Continuaré.