Un nuevo curso
Año nuevo vida nueva , decimos al comenzar el año, pero a mi me parece que la
vida nueva la comenzamos a mediados de septiembre cuando todo vuelve a la
normalidad. Los organismos oficiales despiertan de su letargo, los hospitales
espabilan, los colegios, institutos y universidades comienzan su nuevo curso, las
tiendas y todo se despereza y vuelve a funcionar como en invierno. Aquellos que
han tenido que vivir los meses de verano como el resto del año les animo a no
sentirse frustrados a ser vida esa frase latina y clásica “carpe diem” disfrutar del
momento, cuando sea de descanso descansando, cuando sea de trabajo trabajando
y siempre con alegría que ella es el termómetro que marca nuestra satisfacción con
la vida y la felicidad que tenemos y volver a empezar convencidos de que el trabajo
honrado es un gran bien para el hombre, y en estos tiempos que corren tenerlo
además es un tesoro. Y, no solo un gran bien y un tesoro, es la forma de
manifestarse como persona y de poder a través de él ayudar a los demás.
¿Pensamos cuántas personas querrían poder volver a su trabajo en septiembre?
Casi 6.000 millones no pueden hacerlo, porque están en paro.
Por lo tanto, ante el nuevo “curso” que empieza para todos mirar con optimismo y
alegría el camino que tenemos que recorrer y lo debemos hacer con esfuerzo por
supuesto, pero siempre teniendo en la cabeza y en el corazón una frase que a mí
me ha ayudado mucho y que nunca olvidaré: “siempre adelante con alma y con
calma”.
Con esa esperanza y dando gracias a Dios porque lo tenemos, empezamos muchos
el trabajo. El trabajo bien hecho y por amor es un gran bien para el hombre y no
sólo un bien útil o para disfrutar, sino un bien digno, que corresponde a la dignidad
humana.
Elena Baeza Villena