¡Qué grande es creer!
En nuestros días hablar de fe en la vida pública no resulta como se suele decir hoy
“políticamente correcto”, por eso me permito compartir con mis lectores una
entrevista que hace unos días hacían en el boletín de la Diócesis de Málaga a Paco
Campos un conocido comerciante de esta ciudad, una persona que declara que: “a
los 40 años no creía ni en él mismo, pero una serie de acontecimientos personales
le hicieron cambiar de idea y descubri su fe”. Dice: "que cada ao viaja a París
para dar gracias a la Madeleine, a la que tiene una gran fe”.
Refiriéndose a él, a pie de página Pedro Luis Gómez , Director de Publicaciones del
Diario SUR , escribe una columna reafirmando que “la virtud de este empresario es
que cree en las cosas, en lo que hace, e incluso en lo que siente. Cree a pie
juntillas, y cree en Dios, pero también en el hombre; en lo divino y en lo humano,
porque creer en Dios sin creer en los hombres es una falacia”. Y termina el
conocido periodista: “Creer es tener fe en algo. ¡Qué grande es creer! Todo se
puede si crees en ti y en los demás. Y Pepe, cree.”
Y es que es tan cierto, porqué, que difícil será vivir sin fe, sin apoyarse en unos
sólidos motivos que nos ayudan a superar, con la ayuda de Dios, todas las
dificultades personales, familiares o sociales. La fe es un tesoro que debemos
guardar y cultivar, pues nos otorga la visión sobrenatural.
La fe se puede aumentar, se debe cultivar como el que cuida un jardín que debe ser
atendido para que dé frutos abundantes. Y ésta es la tarea más importante de
nuestra vida, mantener la fe y fortalecerla.
La fe no es para creerse mejor que los demás, sino para intentar ir por el camino
recto, buscando siempre el bien.
Elena Baeza Villena