Hombre Nuevo
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José Manuel, L.C.
La música que conduce a Belén
Nuestro espíritu se manifiesta de múltiples maneras, a través del arte, de la
ciencia, del lenguaje o de la mística.
La música como el lenguaje, por ejemplo, ambos son una exteriorización
sensible del espíritu, pero mientras el lenguaje evoca ideas, emociones o
imágenes a través de una estructura gramatical, la música está exenta de toda
regla, es libre, es espiritual, y por ello supera al lenguaje, pues logra expresar y
captar las aspiraciones más íntimas del alma, de forma casi intuitiva.
La música, a través del ritmo y la melodía, se transforma en inspiración y
elevación del espíritu, nos trasmite una experiencia vivida y nos aporta una
nueva comprensión de la realidad.
La música alcanza todos los niveles, desde la total dispersión y distorsión de la
música erótica o diabólica, que envilecen y perturban nuestras pasiones
animales (Dionisiaca), hasta la suprema concentración de la música sinfónica
o mística (Apolínea).
Por eso, estando a unos días de la celebración de la navidad, una forma
concreta de alimentar nuestro corazón es escuchando villancicos navideños,
ellos irán ablandando y elevando nuestro espíritu para llegar mejor dispuestos
al misterio de Belén.
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