El compromiso de los hombres de bien
Por Carlos Vargas Vidal
vargasvidal@yahoo.com
PANAMA. Un Nuevo Año ha empezado. El 2013. O lo empezamos BIEN. O lo
terminamos MAL. También lo malo lo sufren los demás. Especialmente los seres
queridos.
NO BASTA CON SER SINCERO. Aunque es peor no serlo. La sinceridad se parece a
la pureza, al candor. Y en ella entra la probidad del sentimiento y de la consciencia.
El sincero no engaña, pero puede ser engañado. Entonces, empieza a ser
fraudulento.
¿Y cómo empezar BIEN?
Lo primero es ser francos. ¡Tratar a todos con franqueza! Amigos y contrarios. En
especial hazlo cuando hablas de religión, moral y política . ¡Imagínate que
alguien sea sincero contigo, pero está sinceramente equivocado! Ahora piensa en el
que nunca fue sincero contigo. ¡Qué infortunio!
Hacen muchos años el Obispo de Canterbury comentó: « Como sabes, Jesús es el
Hijo de Dios ». Y la artista Jane Fonda le contestó: « Tal vez él lo sea para usted,
pero no lo es para mí». La respuesta no se hizo esperar: « Buen, él lo es o no lo
es ». La pregunta que nos hacemos es: ¿Cuál es el papel que juega la verdad en un
coloquio sincero como éste?
LA VERDAD ES IMPORTANTE. La sinceridad sin verdad es –por lo general- más
dañina que útil. Con mayor razón si el mensaje es intencionalmente engañoso. La
verdad y la falsedad existen y son reales y absolutas. Las proposiciones,
expresadas con cuidado y exactitud, no son ciertas o falsas cuando se expresan. De
hecho, son ciertas o falsas siempre.
En su mensaje de Navidad, el Santo Padre, Benedicto XVI, dijo que el Nacimiento
de Jesús es un hecho histórico, y no una bonita historia inventada. Quienes niegan
este acontecimiento, dados los argumentos y las evidencias, obviamente con sus
conclusiones no describen ya una normativa pensante propia sino una prescripción
filosófica del modo cómo se conducen. En este caso bajo la negación de Dios o de
un interés propio. Y eso es lo que escriben.
En lo moral las cosas también se han ido tergiversando de tal modo que se está
trastocando los grandes valores humanos y la conducta de bien es más bien un
guión de una novela escrita dentro los barrotes de una cárcel de alta peligrosidad y
tenebrosa. En el lenguaje ordinario de nuestra época usamos ya muy poco las
palabras relativas a la ética y a la moralidad. Preferimos decir que esa acción es
buena, correcta, mala o equivocada. Cuando lo correcto aquí es reconocer que
tanto para las personas como para las acciones las palabras moral, ética,
inmoralidad y amoralidad son esencialmente lo mismo.
En Política ya se ha perdido el honor, el respeto por sí mismo y el aprecio por los
demás y el de los demás. El romper un compromiso verbal o escrito con otros es
totalmente deshonesto. La ética humanitaria rechaza generalmente por inmoral
estos actos. Nuestro compromiso es dejar de tener esa clase de relaciones
personales que nos apartan del bien.