EL LEGADO DE BENEDICTO XVI
He seguido las huellas de Benedicto XVI. He leído
muchos discursos pronunciados en sus viajes por
Italia y por las distintas naciones que ha visitado.
Puedo asegurar que en mi ordenador tengo varias
carpetas con este título: BENEDICTO XVI. Ante este
panorama me arriesgo a señalar algunas constantes
en su magisterio papal. Tengo que ser consciente de
la limitación del escrito.
La persona de Jesús como centro del mensaje
cristiano. El cristianismo es, en primer lugar, una
persona: Jesús. En este sentido habría que recordar
los tres volúmenes que ha escrito sobre “Jesús de
Nazaret”. En el segundo volumen afirma que lo ha
escrito para “acercarme a la figura de nuestro Se￱or
de una manera que pueda ser útil a todos los
lectores que desean encontrarse con Jesús y
creerle” (p.10).
La fe y la cultura tienen que entrar en diálogo.
Una fe que no se arrima a la cultura tiene el peligro
de hacerse fanática. Y una cultura que rechaza la fe
se hace arrogante, como si fuera ella la única
palabra válida sobre Dios, el hombre y el mundo. Fe
y cultura no están en lucha sino que se
complementan y se fecundan mutuamente. No
puede prescindir la una de la otra.
“Sería fatal, si la cultura europea de hoy llegase a
entender la libertad sólo como la falta total de
vínculos y con esto favoreciese inevitablemente el
fanatismo y la arbitrariedad. Falta de vínculos y
arbitrariedad no son la libertad, sino su destrucción” .
“Una cultura meramente positivista que
circunscribiera al campo subjetivo como no científica
la pregunta sobre Dios, sería la capitulación de la
razón, la renuncia a sus posibilidades más elevadas y
consiguientemente una ruina del humanismo, cuyas
consecuencias no podrían ser más graves. Lo que es
la base de la cultura de Europa, la búsqueda de Dios y
la disponibilidad para escucharle, sigue siendo aún
hoy el fundamento de toda verdadera cultura .
En sus encíclicas ha resaltado los valores
esenciales del cristianismo : la fe, la esperanza y
el amor. No se ha ido por las ramas. Benedicto XVI
ha puesto de relieve el carácter comunitario y social
de la fe cristiana. No se puede separar el amor a
Dios y el amor a los hombres y mujeres de nuestro
tiempo. Fe, culto y ética tienen que caminar unidos.
El amor concreto, la justicia, la solidaridad con los
más pobres no es algo marginal en el cristianismo.
Cuando la Iglesia defiende estos valores, no es que
descienda al terreno de la política, sino que está
defendiendo los valores auténticamente
evangélicos.
Damos gracias a Dios por el pontificado de
Benedicto XVI . Ha sido luminoso y ha clarificado lo
que significa ser cristiano hoy, en el mundo que nos
ha tocado vivir. Algunos escritores han dicho que
Ratzinger ha sido un Papa sabio, docto, te￳logo… en
definitiva ha puesto de relieve que Jesús es la luz
del mundo. Que merece la pena ser creyente.
Lucio del Burgo