Para no repetirlos
El siglo XX, que muchos recordarán en los libros como el siglo del progreso
tecnológico, pasará también a la historia como el siglo de las dos grandes guerras
mundiales. En ese contexto, y entre las ideologías ateas que con mayor ahínco
sembraron la destrucción, el nazismo encuentra un lugar particularmente
destacado. Pero debe ser un lugar para la vergüenza, que no para el olvido, porque
como destacaba el Papa en la Jornada en recuerdo del Holocausto de las víctimas
del nazismo, la memoria de esa terrible e inmensa tragedia debe representar para
todos una advertencia constante, para que no se repitan los horrores del pasado.
La historia, correctamente interpretada, no engaña y al pretender eliminar a Dios,
el hombre ha terminado eliminando al propio hombre de la faz de la tierra.
En ese origen de la tragedia es donde debemos fijarnos. Es el mejor camino para
que se supere toda forma de odio y de racismo y se promuevan de verdad el
respeto y la dignidad de la persona humana.
Jesús Domingo Martínez