Misioneras de la Caridad
Hemos estado siguiendo con gran interés los problemas que están enfrentando las
Hermanas Misioneras de la Caridad, obra fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
La Ciudad de Miami las ha amenazado con cerrarles el Centro de atención
humanitaria.
Realmente llena de indignación a cualquiera persona que sienta compasión por
aquellos menos afortunados, que viven en las calles y que todo lo que posee cabe
en una pequeña bolsa.
Estas Religiosas ni piden, ni reciben ayuda de ninguna institución gubernamental,
esto es la Obra de la Iglesia que, como todas las Obras de la Iglesia, se hace en
silencio, de la que ninguna prensa se hace eco.
Durante 33 años esta Misión ha estado alimentando a 300 personas diariamente y
ha ayudando a familias a resolver muchas necesidades. Esta fue la enseñanza y
la práctica de la Madre Teresa de Calcuta: ayudar a los más pobres de los pobres.
¿Es ahora, después de 33 años, después de haber sido ocupado el Ayuntamiento de
Miami por varias Administraciones, es que surgen las diferentes causas para
exigirle a las Religiosas que tienen que cerrar sus puertas……….. ¡Por favor!
Las Hermanas realizan su Misión con la ayuda de la iglesia y donantes privados, el
trabajo desinteresado de laicos comprometidos que gustosamente van a servir por
la Gloria de Dios.
A la Misión acuden: jóvenes y viejos, hombres y mujeres, de diferentes
nacionalidades y razas, creyentes y no creyentes, a nadie se le pide identificación y
todos reciben el trato amable y respetuoso que todo ser humano por su dignidad
requiere.
Me hago la siguiente pregunta: ¿Asumiría la Ciudad de Miami alimentar a estas
personas? Probablemente NO.
De acuerdo a llevarse a efecto las nuevas leyes federales, la Iglesia seria lesionada
en sus libertades, no creo que los gobiernos locales deban interrumpir el trabajo
humanitario que por tantos años se ha realizado en bien de los pobres más pobres.
Tampoco creo que sean más importantes los Proyectos públicos o privados para
una de las ciudades más pobres de la Unión, que aliviar el hambre en el SER
HUMANO
DIOS BENDIGA A AMERICA.
Respetuosamente,
Diego Quirós, Sr.