Voz del Papa
Al empezar la Pascua
José Martínez Colín
1) Para saber
El tiempo de Pacua es un tiempo de alegría. A ella no hemos ido
preparando durante el tiempo de Cuaresma, en que la liturgia de la
Palabra nos hablaba del amor de Dios. Nuestro Señor Jesucristo, con
hechos y palabras, nos mostró el rostro amoroso de Dios: Por ejemplo,
con sus palabras, al narrarnos la parábola del hijo pródigo; con sus
acciones, al perdonar a la mujer adúltera; y luego, culminando su
misterio pascual, con su misma pasión y muerte. Todo ello nos ha
llevado a considerar el amor de Dios por nosotros.
El Papa Francisco nos invitaba a reconsiderar que Dios nunca se
cansa de perdonar. Por ello no podemos cansarnos de pedirle perdón,
pues Él es el Padre amoroso que siempre perdona, que tiene ese
corazón misericordioso con todos nosotros.
Al respecto, el Papa, con motivo del Ángelus en la Plaza de San
Pedro, quiso compartirnos una anécdota personal, que a continuación
transcribimos.
2) Para pensar
Decía el Papa que en el año 1992, tenía poco como obispo,
estuvo confesando durante la Misa que hubo con motivo de la llegada
de la Virgen de Fátima. Ya casi al final de la Misa se levantó porque
debía de ir a confirmar. En eso se acercó una mujer anciana, muy
humilde, de más de ochenta años, con quien tuvo un diálogo.
Al verla le dijo: “Abuela –en Argentina a las personas ancianas
les llaman abuelas- ¿desea confesarse?” Ella le contest￳: “Sí”. Entonces
le dijo: “Pero si usted no tiene pecados…” Ella respondi￳: “Todos
tenemos pecados”. Y para ver su empe￱o le dijo: “Pero, quizás el
Se￱or no la perdona…” Y ella le dijo muy segura: “El Se￱or perdona
todo”. Asombrado le pregunt￳: “Pero, y ¿c￳mo lo sabe usted abuela?
Contest￳: “Si el Se￱or no perdonara todo, el mundo no existiría”. Dice
el Papa que tuvo entonces ganas de preguntarle: “Dígame, se￱ora, ¿ha
estudiado usted en la Universidad Gregoriana? Porque esa es la
sabiduría que concede el Espíritu Santo: la sabiduría interior hacia la
misericordia de Dios”.
3) Para vivir
Este tiempo de Pascua que comienza es un tiempo de alegría
profunda. No por acontecimientos que puedan pasar, como una fiesta
unas vacaciones, o la compañía de un ser querido, que terminan más
pronto de lo que deseamos. El acontecimiento que celebramos con la
Pascua es permanente: Dios Padre nos ha concedido su perdón,
gracias a su Hijo que ha querido pagar con su sangre el rescate por
toda la humanidad. Como ya lo había anunciado el profeta Isaías siglos
atrás y cuyas palabras se cumplen en Jesús: “Fue él quien tom￳ sobre
sí nuestras enfermedades y cargó con nuestros dolores... Fue
traspasado por nuestras iniquidades y molido por nuestros pecados. El
castigo de nuestra salvación pesó sobre él, y en sus llagas hemos sido
curados” (Is 53, 4-5).
El precio de nuestra salvación ya fue pagado por Jesús. Ahora es
preciso aplicárnosla mediante los Sacramentos. Agradezcámosle al
Señor y alegrémonos por esta Buena Nueva.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero por la UNAM y Doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra
( articulosdog@gmail.com )