AMOR DE SIEMPRE
Hace unos días, mi esposa Araceli y yo tuvimos la bendición de celebrar nuestras
Bodas de Zafiro, 45 años de matrimonio. Y lo celebramos tal como comenzó, con la
bendición de Dios Nuestro Señor.
Renovamos nuestras promesas matrimoniales públicamente, ante nuestra
comunidad en la Parroquia de Saint Timothy, parroquia de la que somos feligreses
desde hace 24 años. Después, disfrutamos de un almuerzo familiar, muy intimo.
No deseo que transcurra ni un segundo mas en el que pueda expresar mi
sentimiento de lo que es el matrimonio y los valores que conlleva cuando se toma
la responsabilidad y la perspectiva de un verdadero Sacramento.
Tampoco puedo esperar a expresarle mi agradecimiento y el gran amor que ha
inspirado en mi, mi amantísima compañera, quien ha cumplido con amor extremo
aquellas promesas que un día, siendo muy jóvenes, nos hicimos en la Capilla de
Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús en los Escolapios de Guanabacoa, mi
querido Colegio al que considere desde niño, mi segundo hogar.
Fue un 18 de Marzo de 1,961, habíamos adelantado nuestros planes para irnos de
Cuba, pero por esas razones impredecibles, no pudimos realizar en aquel momento,
ese viaje en busca de Libertad. Luego comenzó el periodo de la edad militar y el
castigo que habia que pagar para conseguir esa ansiada Libertad.
Éramos muy jóvenes, y tuve que pagar en los Campos de Concentración que el
opresor régimen que aun existe, implanto para todos aquellos que no se
doblegaban ante el miserable sistema.
Araceli, con solo 24 años de edad, prácticamente, se quedo sola para atender sus
necesidades y la de nuestro pequeño hijo.
Ya habia sido depurada como maestra de Pre escolar, todo el que se iba del País
perdía su empleo, pero como que en aquella época, las mujeres se preparaban para
ser buenas amas de casa, ella había estudiado Corte y Costura, sabia coser,
trabajaba en la casa cosiendo hasta altas horas de la noche, asi se ganaba
dignamente el sustento para ella, nuestro hijo y me enviaba a mi también
alimentos para subsistir (todo esto era pagado a sobre precios, ya a mi me habían
suprimido la libreta de abastecimientos, había sido excluido de adquirir nada de
consumo)
Con la tristeza dibujada en su cara, por el sufrimiento de aquellos dos años y
medio, pudo reflejar la alegría, con su dulce y bella sonrisa, aquel día que me vio
de regreso, para viajar a España y comenzar nuestro primer exilio. El amor es
infinito, se refleja aun en el sufrimiento.
Con gran nostalgia, recordábamos a Cuba y soñábamos con el regreso, éramos
muy jóvenes, nuestro hijo pequeño y todo había quedado atrás, estábamos solos...,
pero confiábamos en Dios.
Y durante estos 45 años me ha seguido y me ha apoyado en todas las decisiones y
en todos los momentos de nuestras vidas, muchas veces momentos muy difíciles,
de soledad, en los que solo hemos podido superar con nuestra Fe en Dios, que
nunca nos ha abandonado.
Ese es el matrimonio, es la entrega total, no importa en que circunstancias,
siempre dispuestos a dar cada uno el 100%, sin esperar nada a cambio.
En el matrimonio, como humanos, no somos perfectos, y hay altas y hay bajas y a
veces discrepancias, y cometemos errores, pero sabemos pedir perdón y seguir
adelante. Nos une el amor, ese amor que viene de lo alto, porque ¿ Quien si no es
Dios, es capaz de realizar estas cosas?
Un poeta, pudiera describir al matrimonio como si fuera un viaje que van a
emprender un hombre y una mujer capaces de amarse hasta la eternidad, cada uno
trae su equipaje, pero acuerdan ponerlos juntos hasta el final de ese viaje. Y eso
es, dejar de ser dos para convertirse en UNO a través de ese amor.
Por eso repito, Araceli te amo y te amare siempre, yo se que he sido TU AMOR DE
SIEMPRE.
Diego Quiros, Sr.
Marzo/2006.