LA PALABRA: DON DE LA ALEGRÍA.
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA
emiliorodriguezascurra@gmail.com
El acontecimiento mas grande que pueda ser comunicado a los hombres y mujeres de
todos los tiempos es el de la Buena Noticia del mensaje de Cristo, Dios vivo hecho
hombre entre nosotros, que camina junto a nosotros, nos alimenta con el nuevo y
verdadero maná, el de la sabiduría, como se relata en el capítulo VI del Evangelio de
Juan, y nos hace plenos y felices, pues contiene la auténtica dicha y el verdadero gozo:
el de la Salvación.
El encuentro con las Sagradas Escrituras, signo sacramental en tanto de él nos
alimentamos y a él recurrimos para encontrarnos con Dios, no es un compendio de
hechos históricos, sino la Historia de Salvación de la que formamos parte cada uno de
nosotros, pues la Biblia no está destinada únicamente a narrarnos los hechos
acontecidos en el Pueblo de Israel o entre los primeros cristianos, como si se tratase de
un archivo histórico, sino a interpelarnos en nuestra cotidianidad, en nuestro día a día
para cambiar nuestra vida, haciéndola más plena y más dichosa, esto es más viva y más
rica.
En ellas (las Sagradas Escrituras) es Dios mismo quien se comunica, pues ante todo
Dios es comunicación de sí, de sus designios, de su predilección por su Pueblo, por
todos quienes decimos llamarnos hijos suyos y también por aquellos que deben ser
invitados para que ayudados con la Gracia escuchen atentamente lo que el Padre tiene
para decirnos. ¿Qué deseo mas grande hay entre un Padre y un hijo que el de
comunicarse entre sí, expresándose el amor mutuo que los une y en el que queda
manifiesto el lazo que los vincula hasta lo mas profundo de cada uno?
Sin embargo aun cuando Dios se nos revela sigue estando oculto, pues nuestra
capacidad de comprensión no nos permite percibirlo tal cual es, sino que de él
percibimos aquello que quiso mostrarnos en Jesús, “sabiduría de Dios encarnada” 1 ,
sabiduría que no consiste en una abstracción, en una idea, menos en una ideología, sino
en “el encuentro con una Persona, que da nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva” 2 . Palabra eterna que se ha revelado desde siempre, primero como
revelación cósmica en el mundo del pensamiento griego, revelación de la que el apóstol
Pablo asegura es preparación para el conocimiento de la Verdad, luego a Abraham,
padre de la fe, a quien concede su guía y protección luego de haberlo puesto al frente
del Pueblo elegido, heredero legítimo de su designio salvífico, hasta llegar a nuestros
tiempos en los que ha alcanzado su plenitud en Cristo, consumación de todo el proyecto
de Dios.
1 Verbum Domini, n.5
2
Verbum Domini, n.11
La Palabra de Dios es una propuesta de Salvación, nos aporta el don de la alegría: la de
dialogar con el Padre que en su encuentro nos hace partícipes de su amor y de su
felicidad, que consiste en estar junto a él, en ser fieles, liberándonos de los falsos ídolos
que nos atan a nuestra comodidad, a la mediocridad cotidiana. El don de la alegría que
se expresa en el trato con los demás, en la lectura siempre positiva y comprometida que
hacemos de la realidad, en las ganas de seguir torneando nuestras vidas cual vasijas de
barro por la fuerza de la Palabra que nos da la forma propia, es decir que nos ayuda a
descubrir el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros a cada instante, “el enigma
de la condición humana se esclarece definitivamente a la luz de la revelación realizada
por el Verbo divino” 3
Es en la realidad concreta donde somos llamados a compartir la Buena Noticia que nos
cambia la vida, no compartirla es no utilizar la fuerza que ha sido depositada en
nosotros, es dejar ahogar la vela que ha sido encendida en nuestros corazones encerrada
en él, siendo luz para otros, comprometiéndonos en las situaciones donde abundan la
desesperanza y el abandono. Es en el testimonio donde hacemos del don de la alegría,
fruto del encuentro con Cristo: Palabra encarnada, una fiesta de esperanza.-
3
Verbum Domini, n.6