Vivir aprendiendo
EMILIO RODRIGUEZ ASCURRA / contactoconemilio@gmail.com
“Si hoy fuese el último día de tu vida ¿querrías hacer lo que vas o lo que estás haciendo
en este momento? (…) Si la respuesta fuese no por varios días seguidos, sabría que
necesito cambiar algo”. Steve Jobs.
Una de las propuestas de nuestra sociedad actual es la de vivir placenteramente siempre,
la concepción de vivir es casi un sinónimo de disfrutar. Sin embargo en oportunidades
esta queda en la mera superficie, pues se limita al mero placer por el consumir, al
bienestar entendido como obsesión por la eterna juventud física. Vivir se ha reducido a
un intenso trabajo en el que debemos estar atentos al último rito de la moda, al mas
reciente y confortable automóvil, y a la mas rejuvenecedora crema anti-age que haya
salido al mercado. Somos esclavos del modelo de compra-venta, donde hasta pareciese
que la felicidad es un bien de consumo, o bien un resultado de todo lo antes dicho.
Steve Jobs en sus enseñanzas nos motiva a vivir plenamente eso que somos, sin
arquetipos de plástico a los cuales imitar o parecernos, “tu tiempo es limitado, no lo
malgastes viviendo la vida de alguien distinto”. Son muchas las circunstancias que en
oportunidades deciden por nosotros: una enfermedad, ya sea propia o de un ser querido,
la muerte de un familiar o de un amigo, una catástrofe natural, etc., es allí cuando somos
interpelados por la vida misma, es decir, cuando comprendemos que aquello que
llamábamos vivir poco tiene que ver con lo esencial de sí mismo. Es en estos momentos
cuando nos enfrentamos con nuestra vida desnuda, desprovista de todo aquel ropaje que
la cubría: cargos, objetos materiales, afectos enfermizos. Nos encontramos con la vida
tal cual ella es: “El hombre se descubre a sí mismo cuando se enfrenta a los obstáculos”
Antoine de Saint-Exúpery.
Esos hechos que nos paralizan son en realidad los que bien aprovechados nos ponen en
movimiento, hacia lo que en definitiva somos y aquello que deseamos ser, ese anhelo
interior que habíamos abandonado por el aburguesamiento de nuestros sueños. Pues lo
importante no es lo que sucede sino cuál es nuestra reacción ante ello, si el dolor que
nos produce nos inmoviliza o nos otorga dinamismo. Al igual que el brote que antes de
salir debe romper su semilla, romper con nuestra propia comodidad es un desafío que
debemos enfrentar cada día, pues a cada instante sufrimos la tentación de adormecernos
nuevamente. “A veces la vida te va a golpear con un ladrillo. No pierdas la fe” Steve
Jobs.
La historia del médico austríaco Viktor Frankl, preso en un campo de concentración
durante el nazismo, es muestra de ello, quien admite que quienes sobrevivieron a lo
terrible de la vida allí fueron quienes tenían fe que alimentaba algún propósito posterior,
aquellos que aun en el encierro proyectaban en el afuera por un futuro que se extendía
tras el alambrado, ellos veían el sol que embellecía y hacía único cada amanecer.
También cada uno de nosotros somos llamados a ver el sol, a plantearnos las
circunstancias difíciles como nuevas posibilidades, no como impedimentos. A sacar de
ellas la cuota de la nueva vida, la de la vida vivida en plenitud, a full. Dios no cierra
puertas sin antes abrirnos un abanico de nuevas opciones, mejores aun que las
anteriores.
Tener capacidad de reinventarnos a cada nuevo instante, como si fuera el último, de
cambiar parte de nuestra cotidianidad, de descubrir nuevas actividades es todo un
proyecto de vida, el cual alcanza su mayor grado de desarrollo cuando no lo remitimos
únicamente a nosotros mismos sino al incluir a los otros, a aquel hermano que me
necesita.
No basta con vivir, es preciso vivir con calidad y excelencia, no somos ninguno de
nuestros logros, somos aquello que descubrimos a cada paso, aquello que anhelamos al
comenzar y al terminar cada día, cual propósito a realizar al día siguiente, somos
aquello que queda cuando lo hemos perdido todo. Sin miedo a volar, pues el miedo nos
paraliza, como nos enseñó nuestro querido amigo, el Padre Hernán Pérez Etchepare,
quien hizo de su existir un auténtico itinerario de vida. Volar aun cuando la adversidad
nos condiciona, alimentar la esperanza en medio de la tormenta, creer en Dios aunque él
guarde silencio.
“¿Quién ense￱￳ a los pájaros a volar? Si no fue su anhelo profundo de aventurarse a la
inmensidad” Padre Hernán Pérez Etchepare (Siempre te recordaremos)