Asuntos pendientes
P. Fernando Pascual
22-6-2013
Una cita con el médico, una fecha límite para la renta, un vencimiento del seguro del coche,
una carta que espera un amigo, una llamada telefónica a un familiar...
La lista de asuntos pendientes se alarga. A veces parece crecer sin medida, como un gigante
amenazador que está a punto de engullirlo todo.
El problema surge cuando dejamos para luego lo que podríamos hacer ahora, y luego no
sentimos fuerzas ni encontramos tiempo para los asuntos pendientes.
Pasan los días, y la lista aumenta. Nos da miedo mirarla. ¿Por dónde empezar? ¿Dónde
encontrar tiempo para tantas cosas?
No siempre podemos atender un asunto de inmediato. Pero dejarlo para un después
indeterminado tiene sus peligros, pues muchas veces ese “después” no llega o aparece
demasiado tarde.
Por eso es sabia la actitud de quien acomete, en ese ahora precioso que tenemos entre las
manos, cada asunto en su momento adecuado.
Si es posible llevar a cabo hoy mismo esa tarea, ¿para qué dejarla para luego? Si ahora resulta
imposible, hay que buscarle su momento, sin postergarla indefinidamente.
Así será posible someter a una intensa dieta de adelgazamiento esa amenazadora lista de
asuntos pendientes, y vivir con más serenidad: habremos atendido mejor, a tiempo, peticiones
y proyectos que llevábamos en el corazón y que nos ayudan a estar en paz con quienes viven
a nuestro lado.