VOLVIENDO A EMPEZAR
En oportunidades la vida nos golpea muy duro.
Siempre está ese golpe que nos resulta bajo, traicionero o inesperado.
Es ese golpe que hace que nos parezca todo se nos derrumba.
Parece como que el horizonte se pierde de nuestra vida y todo se nos torna
oscuro.
Son esos golpes que nos hacen bajar los brazos y sentir que nuestras
esperanzas saltan, destruidas, en cien mil trozos.
Todo se nos vuelve oscuro y carente de sentido.
Todo se nos vuelve vacío y nada despierta una sincera motivación.
Es un momento en que, parece, todo colabora en hundirnos más y más.
No agrada el momento pero no se hace nada por superarlo.
Resulta imposible ignorar el golpe recibido.
Es muy sencillo decir de la necesidad de volver a empezar.
Todo lo nuestro se da en un proceso que no debemos ignorar ni apurar.
Necesitamos “asimilar el golpe” y luego reafirmar la necesidad de “volver a
empezar”.
Debemos llegar al momento en que, sin cuestionamientos y búsquedas de
respuestas inexistentes, podamos mirar al golpe y asumir que nos ha
sucedido.
Debemos asumir que ello ha pasado a formar parte de nuestra vida y estará
por siempre.
Recién allí comenzaremos a acomodar nuestro cuerpo ante la nueva
realidad de lo que seremos.
Porque ya no volveremos a ser los mismos sino que algo se ha incorporado
a nuestra realidad definitivamente.
Será, recién allí, en que podremos volver a empezar.
Existen quienes pretender vivir como si el golpe no hubiese existido.
Quien así procede no hace otra cosa que engañarse ante una realidad que
le continuará doliendo.
Existen quienes pretenden vivir lamentándose por el golpe recibido.
Quien así procede nunca logrará superarlo y no saldrá de su rol de víctima.
Solamente quien con realismo y coraje asume lo sucedido puede lograr
volver a empezar.
Volver a empezar es animarse a ir dando pequeños pasos hacia la búsqueda
de un nuevo horizonte.
Volver a empezar es comenzar a poner tibios colores en lo que se realiza.
Volver a empezar es, tal vez, dar pasos necesitados de una mano que nos
ofrezca seguridad.
Volver a empezar es asumir quien se es de ahora en más.
Volver a empezar es saber darnos esos tiempos que el sentido común nos
solicita.
Volver a empezar es todo un acto de coraje y de madurez humana.
Una de las cosas más difíciles es asumir que ya no se es los igual puesto
que el golpe recibido es un algo que se queda definitivamente.
Pero es un golpe que nos enseña que, mas tarde o mas temprano, se
estará volviendo a empezar.
Es una realidad que se instala para que se demuestre que se puede volver a
empezar.
Poco a poco se deberá ir dando pasos que ayuden al reencuentro con uno
mismo y así ir dejando atrás el dolor del golpe.
Porque ello es lo que se debe dejar atrás: el dolor del golpe.
Jamás podremos dejar atrás al golpe en sí.
Volviendo a empezar para encontrar razones por las que vale la pena pelear
la vida.
Volviendo a empezar para poner los mejores colores de uno mismo en lo
que se realiza.
Volviendo a empezar porque siempre existen quienes están esperando una
palabra de aliento y de fortaleza.
Volviendo a empezar para poder regalar a diario una sonrisa y una razón
para sonreír.
Volviendo a empezar para ayudar a saber que se puede y debe volver a
empezar.
Nunca es fácil ni de un día para otro.
Generalmente se buscan soluciones rápidas y fáciles.
Ninguna de las dos cosas son posibles cuando de volver a empezar se trata.
No existen recetas que digan que luego de tantos días hay que volver a
empezar.
No es una cuestión de propósitos sino de acción de Dios ya que Él es el
dueño del tiempo en el que alguien se encontrará volviendo a empezar.
Padre Martín Ponce de León SDB