Un testimonio desde Brasil
¿Y cuál es mi cruz?
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Como es tradicional en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ),
también en Brasil, se rezó el Vía Crucis. Eran más de tres millones a lo
largo de la playa de Copacabana. Se reflexionó sobre los problemas y
preocupaciones de la juventud.
El Papa Francisco invitó a dejar todo a los pies de la Cruz:
"Hemos venido hoy aquí para acompañar a Jesús a lo largo de su
camino de dolor y de amor, el camino de la Cruz". Y preguntó: "¿Qué
nos enseña para nuestra vida esta Cruz?"
Un joven respondió con su testimonio.
2) Para pensar
Fue uno de los momento que más conmovieron, incluyendo al
mismo Papa Francisco, cuando el brasileño Felipe Passos, de 23 años,
relató la historia que lo llevó a una silla de ruedas y a descubrir el valor
de la Cruz en la vida del cristiano.
Felipe explicó que en Madrid, al final de la pasada JMJ, se había
comprometido a guardar la castidad hasta el matrimonio y a trabajar
intensamente para que su grupo de oración participara en la JMJ en
Rio de Janeiro.
Sin recursos, Felipe y sus amigos comenzaron a juntar fondos
con sacrificados trabajos, y se preparaban espiritualmente con oración,
adoraciones eucarísticas, ayuno y con obras de solidaridad.
“Pero el mes de enero de este año dos jóvenes entraron en mi
casa, armados, con la intención de robar el dinero juntado con tanto
sacrificio. Pensé en los meses de esfuerzo, del sacrificio de mi familia,
de mis amigos… y decidí que no lo daría”.
Felipe salvó los ahorros, pero recibió un disparo que casi termina
con su vida.
Ante la multitud enmudecida y un Papa que lo miraba
atentamente, Felipe relató que estuvo clínicamente muerto, tuvo varios
paros cardiacos. El médico no daba esperanzas. Mientras, su
comunidad ofrecía oraciones y sacrificios por su recuperación.
Al recuperar la conciencia, lo primero fue pedir la Eucaristía; y
tras recibirla, su recuperación se aceleró: “Y aquí estoy, y mi
comunidad está aquí por la misericordia de Dios".
Sin embargo, Felipe quedó confinado a una silla de ruedas para
siempre: “Esta es mi cruz, la cruz que me envió el Señor para
acercarme más a Él, para vivir más abierto a su gracia y su amor”,
explicó.
Cuando la multitud aplaudió, Felipe interrumpió: “¡Silencio!
¡Escuchemos al Espíritu Santo!”. Y pidió que cada uno tomara en sus
manos una cruz y meditara sobre “cuál es la cruz que él Señor quiere
que lleve por su amor”. Todos lo hicieron, incluido los obispos mirando
su cruz pectoral.
3) Para vivir
El Papa recordó que la Cruz de Cristo es la muestra segura del
amor fiel de Dios por nosotros. Jesús nos espera con los brazos
abiertos y carga sobre su espalda nuestras cruces y nos dice: «¡Ánimo!
No estás solo. Yo la llevo contigo y he venido a darte esperanza, a
darte vida».
Hay que saber, decía el Papa, que Jesús con su Cruz "recorre
nuestras calles y carga nuestros miedos y sufrimientos; se une a las
víctimas de la violencia, a las familias en dificultades o que sufren por
sus hijos víctimas de paraísos artificiales, como la droga; a los que
sufren hambre; se une a jóvenes que han perdido su confianza en las
instituciones políticas o su fe en la Iglesia". Al final, el Papa invitó a
fiarse de Cristo "porque Él nunca defrauda a nadie".
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